|
CAPITULO XIV. PREGUNTAS Y RESPUESTAS.
1. ¿CUAL ES LA LEY BASICA EN MAGIA?.
La ley fundamental en la Magia deriva de la conjunción armónica
de las llamadas siete leyes herméticas de Hermes Trimegisto, las cuales
estudiaremos por orden.
En primer lugar encontramos la ley de la Generación.
El acto mágico es fundamentalmente un acto de carácter creativo.
Significa participar, aunque sea como una pequeña gota de agua, en
el Cosmos.
Participar significa crear y, por tanto, generar. De otra manera, seríamos
sujetos pasivos en el concierto del Universo. Obviamente, la capacidad
que cada uno tiene para generar con mayor o menor frecuencia vibratoria,
depende de su fortalecimiento interno y de su nivel de conciencia.
Por tanto, esta primera ley hermética (Generación) es la que marca
el inicio de un acto volitivo o de la voluntad.
Por tanto, el estudiante de Magia o el mago se colocan como sujetos activos.
Ya luego veremos que este acto de voluntad o esta primera proyección
formulada por la voluntad puede ser de carácter mental o inclusive
espiritual.
La segunda ley hermética estudiada de forma correlativa es la de la
Vibración.
Desde el momento que se pone en marcha el uno, es decir, un acto unitario
que se genera (primera ley hermética), ese primer acto está ya sometido,
por el simple hecho de existir, a la ley de la Vibración.
En función de ese primer impulso (primera ley), es decir, en función
de la calidad de ese primer acto original, éste se manifiesta hacia
el mundo de la realidad con un determinado nivel de vibración.
Por tanto, no es lo mismo gritar que recitar una poesía o que hacer
un discurso de carácter político.
Cada uno de estos actos generados (primera ley) en función de la calidad
del impulso primitivo, se manifiesta con un determinado nivel de vibración
(segunda ley).
Por tanto, cualquier acto generado por el ser humano está indisolublemente
ligado a su estado vibratorio original. Por eso, quizás, se dice eso
de que "lo que mal empieza, mal acaba". Dicho de otra forma, la vibración
o la calidad de un acto generado depende del nivel del impulso primario
original. A partir de ahí se producen una serie de efectos en el plano
de la realidad, que es puramente vibratorio, y ya resulta bastante más
difícil rectificar el curso de los acontecimientos de ese acto generado.
La tercera ley por orden correlativo sería la ley del Ritmo, que está
ligada íntimamente a la ley de Vibración, puesto que una vibración
se produce con un determinado ritmo o ciclo. Este ritmo puede ser más
sutil o más estridente, más refinado o más grosero, más acompasado
o más torpe, y así sucesivamente.
Hay que tener en cuenta que el acto primario (primera ley) para que tenga
una continuación y produzca unos efectos importantes en el plano de
la realidad tiene que ser continuado. No solamente es suficiente con entrar
con mucho impulso a hacer la carrera de arquitectura, sino que es fundamental
el establecer un ritmo, una cadencia precisa o lo que denominarían
los militares, simplemente una disciplina. Por tanto, una vibración
de gran entusiasmo, si no es fortalecida mediante un ritmo adecuado, llega
un momento en que simplemente se difumina. Así, por ejemplo, surgen
infinidad de grupos musicales, multitud de empresas o cualquier otro tipo
de actividad humana, pero solamente unas pocas de éstas llegan realmente
a calar en el medio ambiente, y en buena parte, ello se debe a la necesidad
de comprender y practicar, hecho que implica, en consecuencia, a la ley
del Ritmo.
La cuarta ley por orden correlativo es la Dualidad.
Basta que algo se quiera poner en movimiento, para que la propia ley del
Rozamiento -que es la que se opone a la ley de la Inercia- entre en funcionamiento.
Supongamos que un acto ha sido generado con una gran voluntad o fuerza
primaria (primera ley), que el nivel original y posteriormente manifestado
de vibración de este acto sea de calidad (segunda ley), que el ritmo
o la cadencia con la cual la persona mantiene activa esa vibración
en el tiempo (ley del Ritmo) sea el correcto, pero que quizás, en cuanto
a la cuarta ley surge un problema. ¿Cuál sería este problema?.
Puede suceder que la persona no tenga capacidad de flexibilidad como para
adaptarse a los acontecimientos, es decir, que no tenga capacidad de "amortiguación".
Por ejemplo, si está desarrollando una empresa o proyecto, puede que
no sea capaz de ver la confrontación de intereses, la competencia que
puede tener enfrente, los posibles riesgos o la antítesis de su planteamiento,
y que de esa forma, simplemente tenga un planteamiento rígido o unidireccional
de su proyecto. Esto sería simplemente no saber manejar adecuadamente
la cuarta ley, la ley de Dualidad.
Ser flexible no significa ceder en todo, sino ir adaptando el proyecto
original (la tesis) a la confrontación con las circunstancias o incluso
con las personas del entorno (la antítesis).
Por ello, es posible que alguien haya cumplido perfectamente las tres
primeras leyes pero, sin embargo, se lleve el planchazo. Esto ¿por
qué sucede?. Simplemente porque no se ha sabido ver esa otra parte
de la realidad a tiempo, y esa otra parte de la realidad es simplemente
la antítesis o, como dirían algunos, la imagen especular del propio
proyecto.
Tener en cuenta esa imagen ante el espejo del proyecto de uno no significa
que se le vaya a cambiar todo, sino simplemente, que de acuerdo a las
realidades empíricas y a las experiencias que van surgiendo, se va
realizando un cierto retoque o perfeccionamiento de la base original.
Obviamente, si en este paso se llegara a observar que los cambios son
tan profundos, que prácticamente van a desfigurar del todo el proyecto
básico, casi sería preferible hacer el "entierro" del planteamiento
o proyecto, antes de tiempo.
Por ello, ante cualquier tipo de proyecto importante, sea económico,
sentimental, intelectual o de cualquier otra clase, es conveniente aplicar
la ley de la Dualidad, si es preciso hasta la saciedad, durante las primeras
fases de elaboración del proyecto. De esa forma, se pueden valorar
los posibles peligros, los posibles opositores, las circunstancias no
planificadas, los posibles factores que están ocultos a la vista durante
los primeros momentos, los intereses creados con los cuales se puede enfrentar
la idea, y así sucesivamente.
El tener en cuenta desde las primeras fases la ley de la dualidad no significa
que todo se vaya a hacer en un "simulador de vuelo", o en una máquina
de realidad virtual. Siempre el maestro último va a hacer la realidad
una vez que la idea se esté aplicando en la práctica, pero esto
no significa tener que esperar a que lleguen los palos para entonces retocar
la piedra bruta original de la idea primaria.
La quinta ley es la de Correspondencia.
Aquí entramos en un terreno un tanto más abstracto o simbólico,
en principio.
Tal como sabemos, en el devenir del desarrollo de una acto generador,
así como en general en la vida misma, existe una ley de correspondencia
o de simultaneidad entre los factores superiores y los factores inferiores.
La realidad es algo tremendamente complejo, y por ello, una pequeña
barrera económica que surja en un momento dado, puede ser tan relevante
como una minidepresión personal de tres días.
Cualquier elemento que surge en el desarrollo práctico de un proyecto
o de un acto mágico puede estar quizás expresando algo que es correlativo
o simultáneo en otros planos. Por ejemplo, una supuesta barrera económica
que surge en un momento determinado, puede indicar que a un nivel de energía
vibratoria más densa y concreta, hay algo que está trancado, que
no se había planificado suficientemente o que de alguna manera, induce
a la espera y a la rectificación del plan original. Esto que aparece
como una traba o un retraso económico, puede estar indicando una falla
en el plano mental. Podría significar un exceso de optimismo en los
planteamientos originales del problema o, simplemente, la necesidad de
espaciar o de dilatar más los lapsos de tiempo de realización que
se habían prefijado.
Igualmente, si alguien se siente durante dos o tres días con una sensación
de zozobra psíquica, no se trata de estarle dando vueltas innecesariamente
al asunto, o al por qué de esa situación, pero sí cabría por
lo menos analizarse internamente para saber si eso es producto de un excesivo
aceleramiento que se había producido durante las últimas semanas
o meses y que, por ley del Péndulo, conduce a una minidepresión
momentánea, como simple respuesta de nuestro sistema nervioso.
Eso de alguna forma, sería lo que podríamos llamar los símbolos
reales, aunque parece una paradoja o un juego de palabras, puesto que
el término simbólico, en principio es algo opuesto a lo real. Pero
precisamente, una de las grandes o de las pequeñas verdades son realmente
una paradoja o un contrasentido.
Los símbolos no necesariamente tienen que ser una estrella fugaz en
el cielo, por ejemplo, el encontramos con una carta de una baraja, o simplemente
el abrir un libro y hallar una frase que nos resulta especialmente impactante.
Los símbolos pueden ser puntos "verbales" de la realidad. Esto que
quiere decir?. Significa que la realidad tiene zonas ocultas pero también,
en determinados momentos, se nos expresa o conversa con nosotros en cierta
medida.
Hay que estar especialmente con los sentidos abiertos y preparados para
recoger y entender estos mensajes simbólicos de la realidad, y no es
necesario estar buscando siempre lo oculto para entender lo oculto. La
realidad manifiesta y expresa cosas de gran relevancia, aunque aparentemente
no lo sean, y que son un buen traductor de lo que está sucediendo en
los planos ocultos. Por tanto, se trata de interpretar la realidad desde
la óptica de que existe una realidad no visible, que es lo que solemos
llamar un mundo oculto. Esto se basa en el principio de que hay una correspondencia
entre la realidad visible y la realidad invisible.
Por tanto, llevar el ocultismo o el esoterismo hasta el punto de estar
siempre buscando o viendo cosas extrañas o ajenas a la realidad cotidiana
es un contrasentido, puesto que no estamos aprovechando los elementos
legibles de la realidad, para poder interpretarla. Partimos de la base
de que la realidad es siempre una conjunción o correspondencia simultánea
entre lo visible y lo invisible.
Por tanto, un acontecimiento cotidiano no es desdeñable, y tampoco
lo es un símbolo abstracto que se presente en un momento preciso.
La sexta ley es la ley de Causa y Efecto, la cual conoce cualquier estudiante
de esoterismo básico.
Se le ha denominado ley el Karma, en correspondencia con la palabra karma
sánscrita que significa acción y, de ahí, nosotros deducimos
el nombre de ley de Acción y Reacción, que es un término común
utilizado en la física básica, llamada newtoniana.
Evidentemente, la ley del Karma es por ley de Correspondencia, propiamente
dicha, un elemento dinámico en todos los planos, y no sólo en el
plano físico o de las fuerzas físicas.
Esta es la sexta ley y significa que es más complejo el control de
un acto mágico cuando las cadenas de causa y efecto comienzan a multiplicarse
y diversificarse.
De alguna forma, las siete leyes herméticas vistas en este orden, son
como el tronco que va poco a poco abriéndose en ramas primarias, secundarias,
terciarias y así sucesivamente.
La ley de Causa y Efecto ciertamente nos permite, primero que nada, analizar
de una forma encadenada o concatenada lo que está sucediendo hoy en
función de lo que sucedió en origen. Es decir, el mago o estudiante
de Magia, cuando empiezan a recibir los frutos de sus actos generadores,
han de saber reconocer que tales frutos son la consecuencia de lo realizado
en origen.
El problema es que nosotros a lo largo de nuestra vida, como inclusive
de nuestras vidas, si es que afinamos con la ley de la Reencarnación,
hemos generado multitud de actos de manera más o menos inconsciente,
y aquí el análisis se hace más difícil, obviamente. Si embargo,
aquí estamos hablando de la ley de causa y efecto en relación con
el acto mágico, y el acto mágico por naturaleza tiene que ser consciente,
porque de lo contrario, se trataría de algún tipo de magia inferior,
la cual ya no sería Magia.
El Mago Blanco se caracteriza precisamente por un cierto nivel de conocimiento
y de control sobre su inconsciente.
De todas formas, es perfectamente posible que el estudiante de Magia se
encuentra con minicadenas causa-efecto que se descontrolan y que son relativamente
indeseables y que pueden tener su origen a la hora de iniciar el acto
mágico, debido a que pudieron existir elementos o factores que no se
controlaron. Es como el estudiante que comenzó con la carrera y sistemáticamente
dejó para más adelante una asignatura que no consideraba importante,
porque pensaba que en posteriores convocatorias la iba a poder superar
olímpicamente, sin embargo, cada vez se le va haciendo más difícil,
le va entrando la pereza, y el número de convocatorias posibles para
presentarse al examen se le van agotando, y aquí ya comienzan los nervios,
el mal humor, los remordimientos de por qué no haberlo hecho desde
el principio. Esto es algo que es perfectamente normal que le suceda al
practicante de Magia porque nuestra mente en cada momento, de acuerdo
a su nivel de atención es capaz de tener en cuenta un cierto número
limitado de factores. Por esto, es relativamente sencillo que se produzcan
microcadenas causa-efecto, con las cuales no se habían contado y que
posteriormente pueden resultar molestas.
Esto nos lleva a la conclusión de que, la elaboración lenta y gradual
de los inicios de un proyecto práctico o también mágico es fundamental.
A esta fase le podríamos llamar la fase de incubación o de maduración
del proyecto.
Una vez que "se ha salido a la calle" ya es más difícil poder controlar
determinadas ramas del árbol, y es muy posible que una determinada
poda sea necesaria de cuando en cuando.
Obviamos, desde luego, la posible necesidad que en un momento dado podría
haber de talar el árbol completo, porque esto es algo que sería
posible de hacer en fases más tempranas de la iniciativa.
Los actos mágicos, tal como hemos dicho, se basan fundamentalmente
en un gran nivel de conciencia en las primeras fases del mismo. Precisamente
es con el fin de evitar que una generación mágica luego tenga efectos
no pretendidos y algo desarmonizantes. Por tanto, con las fuerzas mágicas
hay que tener un especial cuidado y al principio, es preferible realizar
ejercicios sencillos que se puedan controlar con una cierta facilidad,
los cuales deben de ir especialmente ligados a nuestra realidad de todos
los días, para ir viendo nuestra destreza y la bondad de los resultados
que se van dando.
La ley de Causa y Efecto en cuanto a la Magia, nos obliga a tomarnos el
acto mágico en serio y a realizarlo desde el principio con respeto
y con suficiente dedicación, nunca entrando en cuestiones de tener
prisas o compromisos con otras personas o teniendo cálculos demasiado
optimistas.
En definitiva, la ley de Causa y Efecto induce en cuanto a los actos mágicos
a la prudencia.
Por último, la séptima ley hermética, que es la que de alguna
manera engloba a las demás, es la ley del Universo Mental, puesto que
el término ley del Mentalismo, tal como figura en otros libros, resulta
un tanto extraño.
La ley del Universo mental significa que todo, de alguna manera, está
conectado entre sí.
Dicen los entendidos que una de las enseñanzas que en el pasado se
daba en las escuelas esotéricas de una forma, precisamente muy hermética,
era la sentencia "todo está en el Todo, y el Todo está en todo".
Esto significa que existe una estructura o una arquitectura profundamente
mental en el Universo invisible, y que mediante la mente y la conciencia
humana es posible ir conectando gradualmente con esa sabiduría universal,
aunque evidentemente, cada pequeño gran arcano requiere de un gran
sacrificio para que sea extraído y asimilado.
Por tanto, decimos que la ley del Universo mental abarca a todas las demás
porque nos habla acerca de la congruencia que existe en el Universo. Este
concepto acerca de la congruencia es tan importante que muchos de los
grandes maestros o místicos correlacionan perfectamente la coherencia
con la salvación. Es decir, si no existe consistencia interior, el
alma de la persona está dispersa y, si esta última está dispersa,
la conciencia no fructifica y no llega a iluminarse.
2. ¿QUE PRETENDE LA MAGIA?.
Fundamentalmente, la Magia pretende hacer uso de principios ya existentes.
Es decir, no quiere crear sino basarse en el funcionamiento de las leyes
cósmicas para, mediante la voluntad humana, multiplicar la resonancia
y la fuerza de esta última y así generar unos efectos positivos
y amplios.
Por ejemplo, el ser humano no inventó la energía atómica, sino
que la energía atómica existe desde el principio de los tiempos.
Se le da desde hace 50 años tanto un uso destructivo como un uso pacífico
y generador de energía a las fuerzas que mantienen unido el núcleo
atómico, pero ya existió previamente dicha energía.
Igual sucede con el agua subterránea. El zahorí no pretende crear
agua, sino encontrarla precisamente donde ya existe. No donde existió
y no donde puede que exista dentro de 50 años, sino donde existe actualmente.
Lo anterior significa que la Magia tiene que estar ligada a la realidad.
Hemos hablado, en definitiva, que la Magia aprovecha fuerzas o principios
de fuerzas ya existentes y mediante el acto de la voluntad, provoca una
cadena de causa y efecto, aprovechando esas leyes que ya están ahí.
Pero, a su vez, hemos comentado que el fin último de la Magia es generar
objetivos armónicos, expansivos, ascendentes y por tanto, evolutivos.
Es decir, no puede existir el Mago Blanco si éste no está a favor
del impulso evolutivo.
Dicen los investigadores actualmente y de forma muy sorprendente, que
la teoría del Big-Bang se está confirmando progresivamente. Partiendo
de una minúscula partícula de materia, que es lo que los místicos
llamarían el uno o el primer punto manifestado, se creó por explosión
o por expansión toda la materia que hoy en día existe en el Universo.
Esto coincide mucho con esa referencia bíblica que dice "Dios creó
al Universo de la nada". A partir de ahí se formaron los grandes sistemas
interestelares de gas concentrado.
Recientemente la NASA, gracias al telescopio Hubble ha descubierto las
llamadas trompas de elefante, que son una especie de expulsiones o de
excreciones de las grandes nubes interestelares del espacio, y a través
de las cuales, son proyectadas hacia fuera las protoestrellas, en lo que
ha sido un descubrimiento fundamental, puesto que hasta ahora no se había
visualizado el nacimiento de una estrella concretamente.
Luego de ahí, falta por explicar el nacimiento de los planetas y no
digamos ya de las primeras células vivas. Ni siquiera la ley de selección
natural explica claramente por qué en la naturaleza hay seres vivos
que se han quedado simplemente como plancton, otros como algas, otros
como ranas, otros como reptiles, otros como aves, otros como chimpancés
y otros como seres humanos. No explica el por qué dentro de la raza
humana existen también diferentes niveles de comportamiento más
o menos racional. Pero lo que sí está claro es que todo indica que
existe una evolución progresiva en el Universo que va buscando formas
cada vez más perfeccionadas, aunque uno de los principios de la termodinámica
dice justamente lo contrario, que la entropía o el desorden del Universo
va en aumento. Por tanto, según la termodinámica, el Universo tiende
progresivamente desde el orden hacia el caos, y se supone que de acuerdo
a este principio llegará un momento en que el Universo se autodestruya
a sí mismo. Sin embargo, parece que existe algún plan promotor o
alguna fuerza que guía todo el proceso y que permite que determinadas
formas, especialmente el hombre, se vayan haciendo cada vez más perfectas
y evolucionadas.
Todo esto nos habla del fin último de la Magia, que no es sino colocarse
a favor de esa corriente cósmica ascendente. Estas fuerzas necesitan
lo que se podría dar en llamar "soporte" o plataformas sobre las cuales
manifestarse. Precisamente, parece claro que el Universo tiene un despliegue
expansivo desde el punto de vista material. Si no existieran los planetas,
el ser humano no podría existir y si el hombre no tuviera cerebro,
los pensamientos o los actos de voluntad de la conciencia no tendrían
vehículo a través del cual expresarse en algo similar a eso que
hemos denominado anteriormente el espejo o la imagen especular.
Todas las energías superiores necesitan un conducto para manifestarse.
Igual que para conseguir algo de un ayuntamiento se necesita presentar
una o en ocasiones, unas cuantas instancias, sin pretender comparar el
orden cósmico con el orden burocrático, es evidente que para que
una fuerza superior se manifieste, necesita de un vehículo físico.
Al mismo tiempo, simplemente por ley de Correspondencia se entiende perfectamente
que para que un ser humano llame a una fuerza superior, éste necesita
tener en sus manos una herramienta para que tal fuerza se exprese.
Precisamente por todo lo comentado es necesario, prácticamente como
ley de vida, realizar grandes esfuerzos para construir, mientras que destruir
resulta, tal como podemos ver todos los días en los telediarios, bastante
fácil.
Realmente, obtener orden del desorden o, como decían los griegos, hacer
que surja un Cosmos (orden) de un caos (desorden) es realmente ir, en
cierta medida, contra esa fuerzas que inducen al desorden. Esto no es
contradictorio con lo que habíamos comentado anteriormente. Simplemente,
significa que en el Universo existe una bipolarización. Por un lado
existen las fuerzas que tienden a crear niveles superiores de conciencia,
de organización y de realización, mientras que por el otro, están
aquellas energías que tienden a la dispersión de esfuerzos, al refrenamiento
o al rozamiento y, en definitiva, a la disgregación. Evidentemente,
una cosa es plantearse formar una familia y otra cosa bien distinta es
hacerlo sobre la práctica, y como podemos observar a nuestro alrededor,
mantener nuestra familia unida no es fácil, y es bastante frecuente
que éstas se rompan o que existan dentro de ellas ciertos elementos
o peligro o de carácter distractor. Esto es algo que ha vivido cualquier
persona que haya querido generar algo, como por ejemplo el mismísimo
Edison, que ya teniendo en sus manos el invento de la luz eléctrica,
se tuvo que enfrentar a todos los intereses creados de la época y que
giraban en torno a las lámparas de petróleo, ya que este nuevo invento
significaba poner en jaque a todo un sistema de entender la economía
y la organización social.
El fin evolutivo último de la Magia es la Magna Obra o la Gran Obra,
que es el término que le daban los alquimistas. ¿Qué significa
esto de la Gran Obra?. Obviamente, no es algo que se pueda definir tajantemente
pero más o menos, se intuye que es aquello que se expresa claramente
en el Padre Nuestro: "Venga a nosotros tu Reino.
Hágase Señor tu Voluntad, así en la Tierra como en el Cielo".
En este párrafo del Padre Nuestro, se observa la necesidad de hacer
manifestar el Reino Divino y la Voluntad Divina, tanto en los planos superiores
como en el plano material concreto. Obviamente, si observamos cómo
se encuentra en cierta medida el mundo actualmente, y no digamos ya cómo
estaba en el pasado, veremos que esto no es algo precisamente fácil
de realizar. Pero, a al vez, se ve claramente que sí es un mandato
divino y, tal como dicen los místicos, hasta que esa Gran Obra no se
manifieste aquí en el plano terrestre, se puede decir que no habrá
vacaciones.
También observamos a este respecto del mandato de Dios de materializar
su voluntad en la tierra, el comienzo del evangelio de San Juan:
"En el principio era el Verbo,
y el Verbo estaba con Dios,
y el Verbo era Dios".
Los hombres pueden hablar a favor o en contra de ese mandato pero el Verbo,
se cumplirá. Es decir, los seres humanos pueden discutir, disertar,
o hacer proselitismo a favor o en contra de la vida o los derechos humanos,
pero lo que sí es evidente es que la voluntad divina por un cauce o
por otro, ciertamente tendrá que cumplirse y que manifestarse.
La Magia es precisamente la ciencia que verbaliza y que actúa conscientemente
en favor de la evolución. ¿Por qué decimos que verbaliza?. Es
muy sencillo, se trata de hablar a favor del Plan Cósmico. Se trata
de unir pequeñas voluntades individuales a la Voluntad del Mandato
Cósmico. Cuantas más personas o individuos conscientemente hablen,
es decir, generen a favor del Plan Cósmico, mayor acercamiento y mayor
desarrollo existirá de la realización progresiva de esa Gran Obra.
Además, evidentemente, es necesario actuar conscientemente a favor
de esa evolución, ya que la evolución precisamente va encaminada
al desarrollo y la ampliación de la conciencia, entendido esto en un
sentido lo más amplio posible.
Como se ha dicho, "si no se participa en la solución del problema se
es parte del problema". Es difícil para el ser humano salirse de su
problemática personal o de sus ilusiones individualistas, y esto ciertamente
le mantiene un tanto aislado del sentido trascendente de las cosas. El
gran problema es que si cada persona no se considera capaz de colaborar
en la realización de esa Gran Obra, entonces, evidentemente, la cantidad
de efectivos o de "soldados" que están dispuestos a entablar batalla
para la realización de la Gran Obra, será
evidentemente pequeño.
La inconsciencia es un peso muerto para la evolución, aunque lógicamente,
el despertar de la inconsciencia hacia la conciencia debe de ser gradual.
Se ha dicho también que "demasiada luz es perjudicial", y esto significa
sobre todo, demasiada luz de golpe y porrazo. Las personas tienen que
ir abriendo su conciencia gradualmente y ni creer que tienen una gran
misión cósmica de entrada, ni tampoco pensar que su papel en el
gran concierto o en la Gran Obra universal es insignificante, y que hagan
lo que hagan no van a variar el curso de los acontecimientos de la vida.
Ambos extremos son realmente un error, puesto que no nos colocan en nuestro
justo centro para empezar a tomar un papel activo en el desarrollo evolutivo
de la conciencia y la participación para la realización de la Gran
Obra.
Por tanto, la Magia no pretende inventar, ni guiar y ni siquiera iluminar
a nadie. La Magia se pone fundamentalmente al servicio de la evolución,
y si pensamos que la evolución es algo increíblemente inteligente
y con una potencia inigualable, es lógico pensar que quien se ponga
a favor de la evolución no va a tener precisamente falta de trabajo,
y que no va a estar desocupado. Por tanto, aquí entablamos contacto
con el sentido original de la palabra Magia que viene de maestría o
magisterio, de la raíz etimológica Magister. Por tanto, significa
ir adquiriendo un mayor talento, un mayor don o capacidad sobre las fuerzas
naturales a las cuales puede tener acceso el ser humano y que ciertamente,
en la teoría no poseen límite. Por tanto, existe una gran unión
entre la palabra Magia y el concepto de karma. Especialmente, hay que
entender que la palabra karma está siendo deformada en su concepto
original. Se asocia comúnmente como una especie de observación pasiva
de la realidad, en la cual, ya todo está predeterminado en función
de los actos anteriores. Todo lo contrario ocurre con la palabra karma
si vamos a su raíz etimológica sánscrita, que precisamente se
refiere al concepto de "acción". Por tanto, por un lado tenemos la
Magia como manejo de las fuerzas, y el concepto karma como acción y
participación activa.
El Mago ciertamente es alguien que está al servicio de..., y no utiliza
la ciencia mágica para servirse de... Quien intente esta última
vía, sistemáticamente siempre va a caer del círculo de protección
mágico, y ahí no se podrá quejar de las consecuencias.
Ciertamente existen desviaciones de la Magia. Se le ha dado diferentes
denominaciones: como magia negra, como magia gris, etc. En realidad, sólo
hay una verdadera Magia, que es la Magia Blanca.
Este es un punto muy importante. Podemos pensar que hay personas que se
vuelven maestras en el arte del mal. Quizás pensemos que también
eso es maestría, porque se está adquiriendo una destreza en el uso
de las fuerzas personalistas, egocéntricas, egoístas o incluso contrarias
a la verdad. Pero si entendemos que la Magia reside en las fuerzas cósmicas,
y que el fin último del Universo es la evolución de la conciencia,
queda claro que el concepto de magia negra es contrario o se mantiene
ignorante del propio fin último del Universo. Lógicamente, hay personajes
a lo largo de la historia que han pretendido cambiar el decurso de la
misma para llevar las cosas a su terreno o a su idea personal, pero siempre
se ha demostrado que el ser humano no se puede enfrentar al decurso histórico
y biológico de los acontecimientos.
Por tanto, el concepto teórico de la magia negra sería algo relativo
en tanto en cuanto no es posible ir en contra del plan cósmico evolutivo
que conduce hacia la realización de la Magna Obra. Esto, evidentemente,
no significa negar la existencia de la magia negra, sino todo lo contrario,
ya que ésta se encuentra enmarcada dentro de la ley de polaridad, que
al fin y al cabo es una manifestación de la ley de la unidad, una vez
que la unidad entra en la dinámica real. Así, la magia negra se
coloca a favor de las potentes fuerzas autodestructivas que existen en
el universo, siempre entendiendo que estas últimas se encuentran enmarcadas
en el plan total divino.
3. ¿ES LA HUMILDAD UNA CLAVE ESENCIAL EN MAGIA?.
La humildad es la actitud mental que permite estar atento, tanto a los
grandes como a los pequeños detalles.
Ser humilde no es agachar la cabeza, sino tener un estado mental de finura,
el cual es bastante opuesto al complejo de superioridad, aunque también
al de inferioridad. Estos son dos extremos dentro de la naturaleza humana,
al igual que sucede con el estrés y con la depresión, que son estados
mentales que conforman las dos caras de una misma moneda.
El estrés es la sobrexcitación o recarga del sistema nervioso y
se manifiesta por lo general como un aumento excesivo de la actividad
de nuestro sistema nervioso inconsciente simpático. Sin embargo, la
depresión supone un enlentecimiento de las funciones psíquicas y
corporales, y se puede relacionar, en cierta medida, como un exceso en
la recarga de energía en la parte Yinn de nuestro sistema nervioso
autónomo, que es el comúnmente llamado parasimpático.
Esto simplemente es una manifestación más de la ley de polaridad,
tal como sucede de la misma forma en el cerebro con los neurotransmisores,
que establecen la conexión bioquímica entre las neuronas o células
cerebrales. Como sabemos, las neuronas transmiten sus "mensajes" a lo
largo de ellas mediante impulsos eléctricos pero, al llegar al término
de una ramificación determinada, existe un espacio interneuronal en
el cual no existe contacto físico con la siguiente neurona. Ahí,
al final de la ramificación neuronal, existen unas pequeñas vesículas
que contienen los llamados neurotransmisores, que son compuestos químicos
que a la llegada del impulso nervioso, dentro de la propia neurona son
liberados al espacio interneuronal. Es este neurotransmisor o compuesto
químico el que realiza la conexión o el impacto en determinadas
células diana que se encuentran en la ramificación de la siguiente
neurona.
Ya desde hace bastantes años se sabe que los neurotransmisores, en
función del equilibrio o desequilibrio que mantengan entre sí, producen
determinados estados mentales, los cuales también están bipolarizados:
estrés y depresión, esperanza y desesperanza, actividad y desgana,
etc.
Por tanto, hecho este breve paréntesis, cuando hablamos de humildad
nos estamos refiriendo a un estado de sutileza mental, que hace que la
conciencia humana esté ajustada en su punto central, tal como indica
el símbolo del Sol. Recordemos que este símbolo se ha representado
por un círculo como indicativo de la conciencia, en cuyo centro exacto
posee un punto. Este punto indica precisamente el centro de mando de la
conciencia y de la voluntad.
Por tanto, humildad es tanto no pasarse en la propia conciencia del yo,
creyéndose por ejemplo, un enviado o un gurú llamado a liberar a
alguien de sus pecados, como también reside en el hecho de reconocer
la propia valía personal y las potencialidades internas que cada uno
tiene.
Evidentemente, el desarrollo de la conciencia es espiral y no circular.
Esto se estudia astrológicamente y, más concretamente, astrosóficamente
(Astrosofía es la Astrología Esotérica) mediante el llamado movimiento
hacia el Apex del Sol.
El movimiento hacia el ápex es un movimiento que tiene el Sol hacia
un punto determinado en la bóveda celeste y que hace que el movimiento
de la tierra alrededor del Sol no sea circular sino espiral. Esto es lógico,
ya que si el Sol se proyecta hacia un punto determinado del Universo,
el movimiento circular de la tierra, en plano alrededor del Sol, se convierte
dinámicamente en un movimiento elíptico de resorte hacia el mismo
punto llamado ápex. Esto, desde el punto de vista de la Magia y de
la conciencia, significa que en cada momento hay que seguir estando en
el centro.
Encontrar el centro no es algo estático. Es un proceso dinámico
del desarrollo interno de la conciencia, ya que en cada momento vamos
descubriendo aspectos nuevos de nosotros mismos, que es lo que simbólicamente
significaría una teórica amplificación del perímetro de ese
círculo que confirma el símbolo del sol. Es decir, el punto siempre
está en el centro pero el diámetro del círculo que lo rodea es
cada vez un poco mayor. Por tanto, según vamos siendo conscientes de
nuevas potencialidades internas, debemos ser capaces de utilizarlas y
desarrollarlas como dones personales puestos al servicio de algo positivo.
El ser humilde no es mantenerse en la ignorancia, o simplemente negar
lo evidente, que es que estamos hechos potencialmente a la imagen y semejanza
del Creador.
En el sentido contrario, el mismo error o el mismo desequilibrio se manifiesta
cuando la persona se cree más de lo que realmente es capaz de manifestar
en un momento determinado de su trayectoria espiral evolutiva. Eso produce
también una alteración en la conciencia del yo y, por tanto, no
se está siendo de igual manera, un buen canalizador o un buen "aparato
de radio" de las ondas cósmicas que continuamente estamos recibiendo.
Por ello, tanto lo comúnmente denominado complejo de inferioridad como
el también llamado complejo de superioridad son desequilibrios en la
conciencia, que curiosamente suelen alternarse en un momento y en otro,
al igual que muchas veces una semana de depresión es consecuencia de
una temporada reciente en la cual existió sobreexcitación o estrés
en el sistema nervioso.
Por tanto, para ser capaz de maniobrar las energías que en todo momento
nosotros recibimos, es necesario mantener una conciencia justa del yo
o del ego, como dicen algunos místicos.
Si nos creemos demasiado poco, realmente estamos cerrando demasiado el
diámetro del diafragma, tal como sucedería con una cámara fotográfica,
con lo cual, no habrá suficiente luz en la fotografía. Por el contrario,
si se abre excesivamente el diafragma y pensamos que estamos por arriba
de nuestras posibilidades o de nuestra altura de vuelo, entonces, siguiendo
el mismo símil, el diafragma se abre excesivamente y la foto sale demasiado
clara o inclusive semivelada.
Este es el concepto amplio de lo que entendemos por humildad, y es algo
especialmente difícil, probablemente más que el equilibrio que realiza
el equilibrista o funámbulo sobre el cable colocado a muchos metros
de altura en el circo. Esto recalca la idea de que el equilibrio en el
ser humano tiene que ser un equilibrio dinámico y de que continuamente
hay que realizar un proceso de ajuste, puesto que somos muchísimo más
complicados que el más complejo sistema de radio aficionado.
Si mantenemos ese grado de apertura hacia las fuerzas cósmicas circundantes
en su justo nivel, entonces logramos interpretar bien la señal.
Si se produce un excesivo cierre o una demasiada apertura, entonces esas
ondas las continuamos recibiendo, pero sucede que ya entran distorsionadas
y nuestro cerebro no es capaz de interpretarlas correctamente. Esto, frecuentemente
conduce a desviaciones en el justo sendero en el caminar de la conciencia,
con pérdidas de tiempo relativamente importantes.
Esto sucede a pesar de que, como ya sabemos, tales teóricas pérdidas
de tiempo servirán para tomar conciencia de facetas de la realidad
desequilibrada que nos van a hacer tomar una mejor conciencia de cuál
es el verdadero equilibrio. Por tanto, el caminar de nuestra conciencia
es frecuentemente serpenteante, ya que, al ser capaces de recibir un mayor
nivel de energía en una determinada etapa, es bastante normal que se
produzca un excesivo cierre o una demasiada apertura con respecto a esas
fuerzas universales. Por ejemplo, la persona que ha subido socio-profesionalmente
de un manera rápida, puede empezar a patinar en ese nuevo nivel vibratorio
de energía kundalínica material, y eso es debido precisamente a
que ante una nueva amplificación de su conciencia y de su campo de
acción, se encuentre hasta cierto punto realizando sus primeras novatadas.
En esos momentos, le puede suceder tanto que se sienta inseguro y que
se considere un tanto incapaz de manejar esas nuevas posibilidades y responsabilidades
como, por el contrario, que incluso alternando con otros momentos se sienta
demasiado eufórico y casi dueño de medio mundo.
Estas sensaciones comentadas son especialmente importantes de analizar
internamente para saber en cuál de las tres fases se encuentra nuestra
conciencia, ya que existe una fase de excesiva amplificación, otra
de excesivo cierre y una tercera del justo equilibrio.
Humildad no es creerse poca cosa, sino saber estar en el sitio justo y
en el momento justo. Esta es una frase que puede iluminar bastante el
tema que estamos comentando, ya que la conciencia se encuentra en una
interrelación con el mundo de la realidad y, por tanto, esto significa
lo mismo que decir que la conciencia está en intercomunicación con
la esfera espacio-temporal.
Debido a ello, cuando nuestros movimientos, nuestras acciones, nuestras
decisiones, nuestros pensamientos o nuestros sentimientos están un
tanto desligados de nuestra realidad, significa que existe un desajuste
de nuestra conciencia, y esto se ha de solucionar lo más rápida
y certeramente posible.
No es buena sensación para el espíritu el encontrarse aparte o aislado
del mundo real pensando, como al principio se interpretó en ciertos
libros semiesotéricos, que la realidad es simplemente Maya o ilusión.
Esto ha sido una interpretación errónea del concepto Maya proveniente
del hinduismo, al igual que el concepto Karma que llega de la misma cultura
también ha sido sacado totalmente de su contexto original.
El concepto de Maya nos indica que la realidad circundante de por sí
sola puede efectivamente engañar, tal como dicen algunos refranes:
"no es oro todo lo que reluce", "las apariencias engañan", etc. La
cuestión es que para superar este efecto de imagen aparente es necesario
trascender hacia el mundo oculto que se encuentra detrás de esa realidad
física, y ahí es cuando esa conjunción entre la realidad visible
y la realidad invisible nos va a dar, según el concepto del objeto
y su imagen especular, la verdadera clave acerca de la realidad. Por tanto,
no penetrar en la realidad y no realizar esa coherencia o esa chispa eléctrica
entre conciencia y materia significa estar eludiendo nuestra propia responsabilidad.
Maya no es un visado para huir de la realidad e ir dejando la solución
de nuestras situaciones o problemas cotidianos para más adelante o
incluso para casi nunca. Esto es una mala técnica para la conciencia,
ya que tarde o temprano nos vamos a encontrar en la realidad ante nuestra
propia imagen especular, es decir, se van a comenzar a desajustar determinados
elementos de nuestras situaciones personales, lo cual estará indicando
simplemente que existe un desbarajuste o un deslavasamiento entre la conciencia
del yo y la realidad circundante.
Esto está exactamente ligado a lo que anteriormente se había comentado
acerca de la responsabilidad de cada cual y la necesidad de tomar las
riendas de su propia realidad, que es lo que mal se suele llamar destino.
Aquí podemos recordar la leyenda de Icaro o la leyenda de uno de los
hijos de Apolo.
El primero logró volar pegando plumas con cera a su cuerpo, mientas
que uno de los hijos de Apolo insistió hasta la saciedad ante su padre,
de que quería llevar por un día el carro del Sol. A ambos les sucedió
lo mismo y es que se acercaron excesivamente al Sol. Las consignas de
sus maestros eran no volar ni demasiado alto ni demasiado bajo, sino simplemente
a su altura.
A Icaro se le fundió la cera por la que tenía las plumas pegadas
a su cuerpo y por lo tanto, cayó al mar y murió, mientras que el
hijo de Apolo causó grandes estropicios tanto por subir demasiado como
por bajar demasiado con el carro del Sol. El propio Júpiter-Zeus se
encargó de fulminarlo con un rayo.
Esto nos habla simbólicamente, a través de la muy pedagógica
Mitología, de lo trascendental y trabajoso que es mantener las riendas
del carro solar, que es, ni más ni menos, que mantener las riendas
de la conciencia del yo.
Por tanto, el ser humano está siempre rodeado o inmerso en fuerzas
que son evolutivas, vitales, ascendentes, realizadoras, centradoras y
esenciales. Estas son las fuerzas que el mago pretende canalizar, ya que,
obviamente, existen otras que son justo del carácter contrario u opuesto.
Si queremos obtener la denominación de esas fuerzas opuestas no tenemos
más que buscar el antónimo da cada una de estas palabras y observaremos
perfectamente cuáles son las características esenciales de las fuerzas
contrarias en el Universo.
Se trata de fuerzas evolutivas porque van imparablemente hacia adelante,
son fuerzas vitales porque son las que trabajan a favor de la vida, son
ascendentes puesto que pretenden una elevación en los diferentes niveles
del ser humano, son realizadoras porque el ser humano se va conjugando
a sí mismo según va tomando conciencia y dominio sobre la realidad,
son centradoras por el propio símbolo del Sol que ya se ha explicado
y, por último, son esenciales puesto que lo que queda realmente de
las experiencias humanas es esa esencia de las experiencias, la cual queda
depositada en la conciencia.
El mago pretende mediante su conciencia provocar un chispazo, proyectando
una fuerza hacia arriba y haciendo que por ley de Acción y Reacción,
se proyecte otra hacia bajo, llamándose normalmente este segundo término
descenso. Aquí es cuando se produce el fenómeno de la gracia, de
la intuición, de la oportunidad o del chispazo de la voluntad.
Más que de poderes, en Magia se habla de estos conceptos.
Ciertamente, el concepto de poder puede ser erróneo cuando no se entienda
que todas y cada una de las capacidades del ser humano dependen de la
voluntad de las fuerzas cósmicas. El ser humano no puede realizar absolutamente
nada si no es aprovechando esas energías que la naturaleza le proporciona.
Por tanto, cuando se habla de desarrollo de poderes ocultos siempre ha
de ser desde un punto de vista progresivo y en armonía con las leyes
naturales. De otra forma, perseguir esos teóricos poderes por simple
curiosidad, o por intento de dominio sobre los demás, resulta un camino
bastante extraviado debido a que, por su propia naturaleza, es contra-natural.
Se habla por los conocedores del tema mágico que el verdadero Mago
llega a generar como una especie de pirámide energética con la punta
hacia arriba sobre su cabeza, y simultáneamente, eso está acompañado
de una pirámide con la punta hacia abajo que se genera de arriba hacia
abajo. Esto viene muy bien representado por la estrella de David o sello
de Salomón, en la cual se engarzan equilibradamente dos triángulos
equiláteros: uno con la punta hacia arriba y el otro con la punta hacia
abajo. Esta es la operación fundamental en la Magia, pero no es tan
sencillo como simplemente imaginar mentalmente ese triángulo o pirámide
con la punta hacia abajo. No es suficiente para que se provoque el chispazo
o el descenso con un simple ejercicio de generación de una imagen mental,
aunque, evidentemente ello puede ayudar en cierta medida.
Como se ha dicho anteriormente, se necesita un proceso de preparación
del momento en cuestión. Ciertamente, las cuestiones de carácter
ritual son importantes pero no son las verdaderamente trascendentes, sino
que son las que acompañan o dan ilustración al acto en sí.
4. ¿EN QUE CONSISTE LA CONSCIENCIA O PREDISPOSICION (APERTURA) DEL MAGO?.
Hay una serie de atributos fundamentales en el Mago.
Es conveniente aquí que nos desengañemos en este punto del estudio.
La naturaleza no da nada gratis y, por tanto, nada que no haya sido previamente
trabajado puede fructificar o recibirse como fruto. Por tanto, la calidad
personal, en un sentido amplio de la palabra, es requisito esencial para
ir escalando en el sendero de la evolución. Algunos atributos tradicionales
son la paciencia, la sinceridad y la autodisciplina, y a continuación,
los veremos punto por punto.
La paciencia es algo que en un momento determinado, podemos pensar que
tenemos suficientemente desarrollado, pero es seguramente un atributo
que siempre resulta todavía más difícil de desarrollar. Es decir,
no se termina nunca de ser suficientemente paciente.
La paciencia es ese atributo o virtud que nos permite un cierto control
en el manejo del tiempo porque de otra forma, el tiempo nos domina totalmente
a nosotros.
Ser paciente no significa ser pasivo durante una espera más o menos
larga. Ser paciente es entender lo que se ha dado en llamar en Psicología
Trascendental la Evolución Infinitesimal de la Conciencia.
Ser paciente es ver esos cambios minúsculos y progresivos en el desarrollo
de la conciencia y saber valorarlos. Por tanto, la consciencia no se desarrolla
a asaltos, al igual que en la naturaleza no existe la discontinuidad.
La paciencia significa extraer tiempo del tiempo, fundamentalmente obteniendo
enseñanza de cada uno de los acontecimientos que se produce en el decurso
temporal.
Ser paciente no significa simplemente refrenarse o apaciguarse para no
lanzarse demasiado. Ser paciente es saber valorar en cada momento las
experiencias que estamos teniendo como suficientemente importantes, relevantes
y a ser posible, motivadoras.
Ser impaciente significa querer saltar o brincar al siguiente paso sin
haber asimilado correctamente el anterior.
Por lo tanto, ser paciente no es tanto poder esperar tres días para
comer, sino probablemente, masticar cada bocado lo suficiente y poder
extraer de él toda su energía.
Ser paciente significa saber reconocer que en cada momento, la realidad
espacio-temporal que llamamos presente, tiene un relevancia fundamental
y trascendente para nuestra vida.
Ser impaciente significa tener la mente distraída, no saber valorar
lo que en cada momento tenemos enfrente y, como consecuencia, estar buscando
continuamente sensaciones nuevas o diversas para entretener la mente.
La sinceridad es algo fundamental, y para ello sólo tenemos que observar
el símbolo del "ojo que todo lo ve" del Templo Mazónico. Son dos
columnas sobre las que se mantiene un frontispicio triangular y en el
cual se encuentra un ojo abierto y radiante. Este ojo, evidentemente es
el ojo del que todo lo ve, al cual no es necesario mencionar. Eso queda
suficientemente claro.
Las leyes naturales nunca pueden ser engañadas, precisamente porque
todo lo ven. Es así que "primero verás mis reflejos y luego me verás
cara a cara", tal como dice en La Biblia. ¿Qué significado posee
esta sentencia?. Es evidente que el ser humano cuando entra en le sendero
de realización superior, es consciente de que sus actos tienen una
repercusión en los planos sutiles o a veces llamados ocultos. Eso no
significa que haya que hacerlo todo perfecto al cien por cien, porque
eso es absolutamente imposible, pero nadie que pretenda entrar en el sendero
de la realización superior o de la Magia puede pensar que se puede
engañar a sí mismo o que puede engañar a las leyes naturales.
Por tanto, la sinceridad no es para el Mago una cuestión de norma moral
o de guía de comportamiento simplemente, sino que es una cuestión
de puro sentido común.
Podríamos decir que es cuestión de ciencia divina, porque no se
puede engañar a aquello que todo lo ve. Hasta cierto punto, esto significa
una ampliación hasta límites considerables de lo que Freud llamaba
el super-yo, que era como él definía a la conciencia moral, entendiendo
este concepto del ojo que todo lo ve.
No es cuestión de portarse bien o de ser bueno simplemente, sino de
entender que "en el Universo no cae una sola hoja sin que el resto de
él lo sepa".
Por tanto, considerar el efecto trascendente de nuestros actos y realizaciones
es algo que no crea una especie de presión psicológica continua,
pensando que pudiéramos recibir un castigo en cualquier momento si
no hacemos lo correcto, más bien sucede todo lo contrario. El saber
perfectamente que nuestros actos tienen una relevancia en los planos sutiles,
simplemente conduce a actuar con naturalidad, y a no hacerse una idea
del mundo anárquica, desbarajustada o simplemente casual. Implica sencillamente
entender, tal como sucede en el plano físico, que las cosas están
unidas por leyes precisas.
Recordemos lo que sucede en las clásicas piñatas infantiles. A la
persona en turno que va a dar el número de golpes que tenga permitido
se le vendan los ojos, y los demás le hacen perder el sentido de la
ubicación haciéndole girar sobre sí mismo. Luego se puede tener
una, dos o tres oportunidades para dar con el palo en el sitio preciso
a la piñata y obtener los regalos. Evidentemente, no se nos ocurre
pegarle al suelo, ni tampoco pegarnos a nosotros mismos. Siempre vamos
a apuntar hacia una altura en la cual visualizamos que se encuentra la
piñata. En cambio, si no tuviéramos la venda, iríamos directamente
al grano y nuestras posibilidades aumentarían enormemente.
Lo mismo ocurre con la toma en consideración del ojo que todo lo ve,
que significa quitarse la venda e ir directamente al grano y a lo esencial
de las situaciones, sabiendo valorar cada momento presente en su justo
término.
La autodisciplina significa simplemente aplicar la ley del ritmo y la
cadencia a nosotros mismos.
Esto no significa reprimirse o renunciar al recreo y a la diversión,
ni tampoco dejar de vivir, tal como se usa la expresión coloquialmente.
La autodisciplina implica establecer de forma racional momentos de descanso
y recreo y, de esa forma, recargar nuestras baterías.
Autodisciplinarse significa tener en cuenta nuestra propia naturaleza
humana, la cual tiene evidentemente limitaciones impuestas en el nivel
corporal. Pero también es cierto que, tanto el cuerpo como la mente
necesitan un ritmo y una cadencia para irse formando a sí mismos. Si
no existe ritmo en las actuaciones y en los pensamientos, se genera la
dispersión, y habiendo dispersión no obtenemos ni la milésima
parte de nuestras potencialidades personales.
Por tanto, no hay que pensar que el desarrollo personal evolutivo se puede
hacer simplemente de vez en cuando, sino que es una filosofía, un concepto
o una trascendencia de la vida que se tiene que impregnar en todo el ser
mismo.
Un cuarto atributo fundamental es lo que podríamos denominar la Visión
Iniciática de las cosas.
La tan traída y llevada palabra de la Iniciación, no significa que
haya que estar realizando continuamente rituales más o menos floridos.
La visión Iniciática proviene del propio significado de la palabra,
que implica iniciarse a algo o en algo. La palabra iniciarse conlleva
implícitamente un cierto reconocimiento del atributo de la humildad,
ya que habla de inicio, de empezar y, quizás, de principio. ¿esto
que significa, que siempre somos novatos?. No, en absoluto. Pero lo que
sí es cierto, es que cada nuevo tramo o experiencia crucial en la vida
produce un salto cualitativo y cuantitativo hacia otro nivel, y esos procesos
críticos, cruciales o esenciales son los que requieren especialmente
de un proceso de iniciación consciente. Pasar de la vida de estudiante
a la de buscador de empleo requiere de una iniciación hacia esa fase
segunda. Pasar de la vida de soltero a casado también requiere su iniciación,
con su experiencias, sus pruebas y sus satisfacciones características,
obviamente especiales e individuales para cada persona.
La Visión Iniciática es también la toma de conciencia de la trascendencia
y el sentido no solamente de las pruebas de la vida, sino de todo lo que
signifique también abundancia y realización en un momento dado.
Es, en síntesis, una conexión con la realidad, pero siempre observando
la realidad y actuando sobre ella, estando conectado con el plano sutil
o simbólico. Es decir, no es lo mismo querer hacer dinero porque sí,
que querer hacer dinero bajo una comprensión de la materia como energía
circulante o como una de las manifestaciones fundamentales del Kundalini.
Por tanto, no se trata simplemente de ser un espectador mas o menos crítico
de la realidad, sino de dar a esa realidad una vertiente y posteriormente
un movimiento basado o cimentado en elementos filosóficos, morales
o simplemente, en eso que hemos llamado la Visión Iniciática de
las cosas.
Estamos sacando conclusiones importantes acerca del verdadero sentido
de la labor mágica. Existen dos planos entre los cuales el estudiante
de Magia es bien consciente de que se encuentra justo en medio de ambos.
Por un lado, está el plano de la realidad cambiante y continua.
A la Magia no se le podría llamar maestría si la realidad no fuera
cambiante, porque de esa manera sería sencillo tener un catálogo
de soluciones practicas y aplicables, quizás estudiadas por los sabios
y entonces, nosotros nos limitaríamos simplemente a actuar y a seguir
la receta. Sin embargo, la realidad es cambiante y continua. Es cambiante
porque la mutación, tal como dirían los chinos, es un elemento fundamental
de la propia realidad pero, simultáneamente, existe un continuo que
liga unos acontecimientos con los otros. Si esto no fuera así, viviríamos
en un Universo estático o rígido, y a la vez, un Universo discontinuo
y sin porqués.
El segundo plano es el que podríamos llamar Cósmico Simbólico,
en el cual procuramos acercarnos lenta y progresivamente mediante nuestras
facultades psíquicas mentales y espirituales, a lo que es el plano
fundamentalmente causal del Universo, es el que hemos llamado el Plano
de los Porqués.
La labor mágica es la interacción dinámica generada por o mejor
dicho a través de una persona, entre ambos planos o niveles.
5. ¿COMO GENERAR LA CONEXION MAGICA?.
La pregunta se podría formular de la siguiente manera: ¿cómo
alcanzar un plano que es abstracto, sutil y escurridizo, por no decir
resbaladizo?.
El simbolismo universal da las claves teóricas cara a diseñar los
elementos de una ceremonia mágica. Por ejemplo, las palabras de fuerza
o mantrams, las posturas, los gestos, los movimientos corporales, las
formulas mágicas, etc., pero tal como habíamos dicho, no es suficiente
con invocar la formula para poder ejecutar el contenido de esa fórmula.
Desde los albores de la humanidad, nuestros antecesores realizaban pinturas
ceremoniales en las cuevas donde vivían, del tipo de las que se localizan
en las famosas Cuevas de Altamira.
Ahí, los guerreros danzaban y verbalizaban sus palabras de fuerza cara
a conseguir un fortalecimiento interior previo a la caza. Estas ceremonias
o rituales primitivos tenían precisamente como fin el fortalecerse
y mentalizarse ante una labor que de por sí iba a ser bastante dificultosa
y complicada, y siempre arriesgada, evidentemente. Ahora, es claro que
si nuestros antepasados se hubieran limitado simplemente a realizar la
ceremonia previa a la caza, muy probablemente, nosotros no estaríamos
aquí. Por tanto, la ligazón entre simbolismo o ceremonial, por un
lado, y lo que es en sí la realidad por el otro, son algo totalmente
inseparable. Este acto tan sencillo y primitivo que observamos en las
pinturas de estas cuevas, es algo que ha llegado hasta nuestros días
con diferentes denominaciones, tales como conscienciación, control
mental, programación personal, etc. Todo lo que suponga una capacitación
mental previa a un acto práctico, facilita el desarrollo del éxito
en dicho acontecimiento de la vida real.
Nuestra mente es, hasta cierto punto, como un gran acumulador de energía.
Evidentemente, no se trata solamente de acumular, sino de descargar o
conducir esa energía hacia un punto externo y determinado. De otra
forma, se genera el famoso síndrome de muchos estudiantes de esoterismo,
de Astrología y ciencias afines, que se llenan o cargan su cerebro
excesivamente de teorías pero que luego no pasan a la práctica,
lo cual produce un colapso o como mínimo, un desviamiento dentro del
trabajo metafísico. Llega un momento, en este caso, en que la mente
se coloca fuera de los parámetros de la realidad y ello puede tener
resultados bastantes negativos para la propia vida de la persona, ya que
ésta se encuentra desfasada con respecto al ritmo o la cadencia de
sus acontecimientos externos.
No debemos engañarnos pensando que la realidad externa es simplemente
la realidad externa, y que la podemos considerar como algo ajeno a nosotros.
Esto es la propia negación de la subjetividad humana, según la cual,
cada uno percibe la realidad de acuerdo a su propia estructura interna.
Por tanto, la realidad tal como nosotros la observamos, no es la realidad,
sino que es esa fracción de la realidad que nosotros somos capaces
de percibir.
Ya el discípulo de Freud, Carl Gustav Jung, habló acerca de esa
misteriosa interacción entre el yo subjetivo y los acontecimientos
externos.
El pudo comprobar, a través de sus investigaciones, que una vez que
se produce un cambio internamente, éste se manifiesta en un determinado
lapso de tiempo, como una consecuente transmutación en el ambiente
externo. Y simultáneamente, una transformación en el ambiente está
también en relación con una reacción o nueva actitud interior,
o quizás no tan nueva.
Por tanto, la preparación previa antes de realizar un acto -en este
caso el Acto Mágico- no es algo que sobre en absoluto, aunque evidentemente,
tampoco debe dilatarse más de la cuenta.
Nuestra mente es un acumulador de energía y nosotros podemos irnos
preparando y elevando nuestro nivel vibratorio mental cara a la realización
de un proyecto específico o de un acto específico.
Una vez que percibamos que hemos alcanzado el suficiente nivel de fuerza
mental concreta, entonces será el momento de realizar los movimientos
físicos, realizar la verbalización o fórmula adecuada, etc.
Por tanto, la pregunta clave es la siguiente: ¿Es suficiente con invocar
los símbolos para alcanzar las fuerzas del plano que hemos dado en
llamar cósmico-simbólico?. Se puede decir que es condición necesaria
pero no suficiente.
En cualquier caso, hay que aclarar que a elegir entre los dos polos: el
de la fuerza mental concreta acumulada, y por otro lado, todo lo relativo
a la invocación de los símbolos, siempre hemos de quedarnos con
el primer factor.
Esto significa que lo que verdaderamente dictamina de antemano la efectividad
de un Acto Mágico simbólico no es la perfección simbólica
ritual, sino la fuerza mental concreta que se halla detrás de la puesta
en práctica de los primeros. Dicho de otra forma, si partimos de dos
personas o de dos grupos de personas que realizan un Acto Mágico con
una forma exterior simbólica exactamente igual, lo que va a diferenciar
la efectividad de uno o de otro acto va a ser la preparación, la capacitación,
el proceso de maduración y la fuerza de voluntad que cada uno ponga
en el empeño.
Pero tampoco podemos pasar por alto la importancia de los símbolos,
ya que se puede dar el caso de que una fuerza mental concreta intensa
pueda llegar a desvirtuarse si los símbolos que se utilizan no son
los correctos. Esto, evidentemente, tiene un cierto margen de tolerancia.
No tiene una mayor importancia que por equivocación la persona haga
un giro sobre sí misma de izquierda a derecha en vez de derecha a izquierda,
siendo este último el correcto. En cambio, si tiene un efecto visual
y simbólico importante que si se coloca en el altar de operaciones
una estrella de cinco puntas, que ésta se coloque con una punta hacia
abajo, lo cual es propiamente el símbolo de la magia negra. Por tanto,
la ilustración acerca de los símbolos procurando que estos sean
siempre lo más claros y lo más universales posibles, es algo que
ciertamente potencia y amplifica la fuerza mental concreta que la persona
acumule cara al Acto Mágico.
En síntesis, estamos hablando de la necesidad de realizar una unión
entre dos polos, que en definitiva son la materia y la energía.
La mente, de alguna forma se encuentra instalada entre esos dos niveles.
El ser humano es capaz de manejar y mover la materia dentro de ciertos
límites, y también puede manejar y mover la materia inteligentemente
según ciertos límites, y es capaz también de invocar fuerzas
sutiles de los planos cósmicos.
Tanto el manejo de la materia en forma de economía y de dinero, como
lo que es el conocimiento universal de los símbolos, requiere de preparación
y de capacitación. Pero la Magia no es ni sólo manejo de la materia,
ni solamente manejo de conceptos abstractos o simbólicos. Por tanto,
no es ni lo que sería un terreno puramente material, ni tampoco un
terreno puramente teológico o abstracto. Es, por tanto, la ciencia
y el arte que trabaja la dualidad materia-fuerzas cósmicas, de manera
inteligente, tratando de buscar el tercer elemento que conforma la trinidad
del Universo. Es decir, el ser humano se encuentra entre medio de dos
polos, con lo cual, cuando el practicante de Magia ya toma conscientemente
las riendas del acto, está tratando de ser un puente o nexo de unión
entre dos estratos o esferas del Universo. Es, ciertamente, lo que se
da normalmente en llamar el principio de la triunidad o de la Trinidad
simplemente. Por supuesto, que el ser humano no puede pretender ser un
contacto o un conducto continuamente entre estos dos tratos o niveles
-la materia y el plano cósmico-. El ser humano no tiene capacidad como
para permanecer siempre haciendo de puente entre ambos niveles. Aunque
sea capaz de conseguirlo de vez en cuando, a través de mucho trabajo
y de mucha concentración, ya podemos decir que está cumpliendo bastante
con un papel consciente dentro del concierto evolutivo universal.
Recordemos que los planos sutiles tienen movimientos, recovecos, puertas,
cierres, guardianes, falsos maestros, y un larguísimo etcétera,
para entenderlo veremos algunos ejemplos.
Cuando hablamos de movimiento, significa que no todos los momentos son
iguales o idénticos para realizar un Acto Mágico. Puede suceder
por ejemplo que se haya programado con anticipación de una o dos semanas
la realización de una ceremonia sencilla al estilo druida en el campo
entre un grupo de amigos que tienen una cierta consciencia de la realización
de un Acto Mágico en contacto con la naturaleza. Sin embargo, pueden
surgir una serie de impedimentos, o puede que no surjan impedimentos pero
una vez llegado al momento, es posible que los participantes no se encuentren
suficientemente relajados o en sintonía como para realizar el acto.
En este caso, se puede optar por aplazarlo unas horas, o incluso por suspenderlo.
Si han surgido excesivas pruebas cara a la realización de ese acto
durante los días precedentes a la fecha previamente concertada, se
puede tratar simplemente de pruebas normales o naturales que suelen surgir
o, también, se podría tratar de un aviso que nos podría estar
indicando la conveniencia de aplazar la fecha de realización del acto.
Todo, en definitiva, lo que pretende es que cuando el Acto Mágico se
realice exista una verdadera integración con el mismo.
¿Que significa esto de la integración?. La integración proviene
fundamentalmente de la autointegración, que es la cualidad o atributo
psicológico humano que en la Cosmopsicología estudiamos a través
del planeta Plutón.
Plutón es el astro de la autorrealización. Una palabra clave fundamental
en relación con este planeta es la autointegración y la integración.
Esta palabra está muy ligada al proceso de concentración y de toma
de consciencia de sí mismo o de toma de consciencia de algo que se
va a producir en el exterior.
Cuando una persona se halla en estado de autointegración, quiere decir
que no existen facetas de sí misma que le están perturbando o que
le están haciendo perder la concentración del momento.
Autointegrarse es fundamentalmente vivir el momento presente con una gran
intensidad. Además, cuando se habla de integración, por ejemplo
a la hora de que un grupo realice un Acto Mágico, nos estamos refiriendo
a la necesidad de que las pequeñas diferencias o disputas que pudieran
haber existido en el seno del grupo, se hayan superado armónicamente,
y que, además, sus voluntades se aúnen en el propio desarrollo del
Acto Mágico. Por ello, tanto la integración como la autointegración
son dos palabras que tienen un gran peso específico dentro del sendero
evolutivo humano y que. Con frecuencia, se requiere pasar ciertas pruebas
para llegar a este estado.
Pero también hablamos de que los planos sutiles poseen recovecos. Cuando
citamos esta palabra nos referimos a la posibilidad de que existan porciones
de la realidad de las cuales no somos conscientes en un primer momento.
Puede suceder que estemos ante un problema y que sistemáticamente sea
un detalle mínimo cuya existencia desconocemos el que está sistemáticamente
causando desarmonías en el desarrollo de un proyecto o de un acto cualquiera.
Entonces, se trata de relajarse lo más posible y de procurar amplificar
nuestra visión. Es algo similar a cuando se nos ha perdido un llavero
dentro de la casa y andamos horas y horas buscándolo hasta que llega
un momento en que nos damos cuenta de que se encontraba en un sitio por
el que habíamos pasado veinticinco veces tratando de encontrarlo. Es
como si el llavero hubiera estado en ese momento desmaterializado, aparentemente,
pero no pretendemos dar aquí una explicación de ciencia ficción.
Desde el punto de vista mental, tiene una explicación más científica
el pensar que ese llavero estaba posiblemente "desaparecido" de nuestro
espectro mental. Es decir, estábamos con nuestra mente buscando una
frecuencia en la cual el llavero no se encontraba, simplemente. Por tanto,
no es que hubiera desaparecido materialmente, sino es que estaba desaparecido
para nuestra mente, y nosotros pudimos haber dirigido la vista hacia ese
punto en concreto donde el llavero se encontraba -por ejemplo sobre una
mesa-, y simplemente no fuimos capaces de verlo. Esto es algo que sucede
muchas veces con los llamados popularmente magos, es decir, aquellos que
realizan trucos o ilusiones de Magia. Ellos son capaces de hacer aparecer
o desaparecer cosas de nuestra vista, no tanto porque las hagan desaparecer
realmente, sino porque tienen ellos la habilidad y la técnica para
jugar con nuestros sentidos y siendo capaces de poner o quitar fuera del
espectro de nuestros sentidos determinados objetos.
Por tanto, cuando hablamos de la existencia de recovecos en los planos
sutiles, requerimos precisamente, ante situaciones en las cuales algún
detalle o varios se nos están escapando, ser capaces de relajar la
mente y procurar sintonizar con la frecuencia que en ese preciso instante
nos está resultando un tanto ajena. Es lo que podríamos llamar "ángulo
muerto" de nuestra psiquis.
Como usted sabe, fundamentalmente si conduce, existe un espacio de poco
más de uno o dos metros que se encuentra por el lado del retrovisor
exterior izquierdo del automóvil y que es el punto en el que se puede
colocar un coche sin que podamos verlo, justo después de haber salido
del campo de visión del espejo retrovisor interior del coche y antes
de entrar en el campo de visión del espejo exterior izquierdo del automóvil.
Además, existen en los planos sutiles puertas y, por tanto, cierres
y aperturas. El concepto de cierre y apertura desde la perspectiva mágica
ya había sido tocado en los capítulos precedentes de este curso,
y aquí vamos a darle, todavía si cabe, una mayor relevancia a ambos
conceptos.
La idea de una puerta es algo similar a lo que sucede cuando un vehículo
espacial del tipo de los trasbordadores de la NASA, tales como el Atlantic
o el Columbia, tienen que tener en cuenta tanto la hora de salir de la
órbita terrestre como a la hora de volver a penetrar en ella. Ahí
se habla de ventanas a determinadas zonas por donde el vehículo espacial
ha de entrar o de salir a la atmósfera terrestre, y que son puntos
por los cuales va a encontrar un menor choque con partículas electromagnéticas
de la Tierra que podrían causar ciertas perturbaciones o interferencias.
De la misma forma, el Mago o el estudiante de Magia han de tener en cuenta
que en determinados momentos, el Mago pretende provocar con su Acto Mágico
un efecto muy específico y concreto en el mundo material, real y visible.
Para ello, habrá de buscar el momento en que esa ventana se abre y
como consecuencia, quizás tenga que esperar días, semanas, meses
o incluso años para lograrlo, dependiendo de la envergadura del efecto
que se quiere conseguir.
Con frecuencia, nos obstinamos en realizar algo en un momento determinado
a pesar de que sistemáticamente, nos estamos dando de golpes contra
una especie de malla muy tupida o de cortina de caucho de gran espesor.
Esto significa que hay momentos en los cuales nuestra mente no es capaz
de penetrar o de taladrar las circunstancias externas que se están
produciendo en el espacio sutil. El concepto de espacio y tiempo desde
el punto de vista sutil es mucho más trascendente, e incluso diríamos
que más práctico que el simple concepto físico de espacio y de
tiempo.
Para la Magia, el mismo sitio no es el mismo sitio siempre, y en un momento
determinado, no tiene por qué ser igual para una persona que para la
otra, incluso cuando ambas están viviendo experiencias parecidas.
Explicaremos lo anterior. Quizás hemos intentado realizar un proyecto
en una determinada ciudad, o quizás un proyecto dentro de nuestra propia
casa, o simplemente buscar un efecto positivo en nuestro ámbito laboral,
universitario, o el que fuera. Una tendencia natural es insistir una y
otra vez hasta conseguir el resultado que se pretende, u otra posibilidad
también bastante corriente es simplemente elegir el momento para actuar
de manera simplemente aleatoria o según se nos ocurra.
Imaginemos por ejemplo que alguien pretende conseguir un trabajo, o también
que alguien pretende contratar a un buen trabajador. No se trata de hacerlo
en el primer momento que se nos ocurra, sino se trata de ir abriendo poco
a poco la ventana que permita que ese efecto positivo llegue a aterrizar.
Hay que tener bien claro que cualquier efecto que se quiera conseguir
en el plano de la realidad siempre ha de ser, y de hecho es, el producto
de un chispazo por "rozamientos" entre el plano material y el plano cósmico-simbólico
y, como sabemos, siempre haciendo de transductor o de transmisor la propia
psiquis humana que es el elemento canalizador. Por tanto, no se trata
de insistir una y otra y otra vez sistemáticamente ante situaciones
que se van estancando, puesto que no siempre el hecho de trabajar mucho
en el plano físico se vaya a acertar más y mejor. En ocasiones,
es preferible tomarse unos días o quizás unas semanas de meditación
y recuperación de las baterías personales, y realizar durante ese
tiempo un trabajo de carácter más útil. Cuando se pretende realizar
algo y sistemáticamente no sale, podemos tender a pensar que se trata
de la mala suerte o de ciclos astrológicos que no nos están siendo
favorables, y esto desde el punto de vista mágico tiene una forma de
ser atacado con energía y con suficiente previsión. Se trata de
ir consiguiendo con la mente que se vaya abriendo esa ventana o esa puerta
en el plano sutil, puesto que por lo general, siempre se produce primero
esa apertura primigenia en el plano sutil, antes de que el efecto se manifieste
en el plano material concreto.
De todas formas, la manifestación material es un aviso extraordinariamente
importante acerca del estado en que se encuentran los planos sutiles en
relación con ese tema. Supongamos por ejemplo, que estamos sistemáticamente
buscando una posibilidad de carácter material y económico en una
zona determinada o a través de una actividad determinada, o mediante
una estrategia específica. Esa estrategia puede ser buscar una oportunidad
material en relación con amigos, con o sin socios, con o sin familiares,
a través de bancos o sin bancos, y así un larguísimo etcétera
de infinitas posibilidades. Cuando observamos que sistemáticamente
y de forma machacona se produce un rechazo a lo que estamos realizando
y no obtenemos resultados por una determinada vía, podemos optar por
dos opciones. La primera es pensar que podemos cambiar el decurso de los
acontecimientos y conseguir una ventana donde antes habíamos encontrado
todas las puertas absolutamente cerradas. La otra posibilidad es simplemente
cambiar de rumbo e ir tanteando por otras rutas de actuación, para
así detectar si efectivamente esos lazos sutiles que están trancando
la situación empiezan a disolverse. Todavía cabe una tercera posibilidad
y es que un tipo de ruta o actuación que hace tres años nos resultó
nefasta por ser una gran pérdida de tiempo, resulta que tres años
después puede proporcionar grandes resultados, pero eso es precisamente
porque se esperó un tiempo para que esa ruta de acción madurara,
clarificándose en los planos sutiles. Por todo ello, el concepto de
puertas, ventanas, cierres y aperturas es realmente fundamental desde
el punto de vista mágico-simbólico.
También debemos hablar de falsos maestros.
Hoy en día hay multitud de personas que dicen que tienen maestros en
los planos sutiles, tanto terrestres como extraterrestres, y esto no deja
de ser en determinados momentos un cierto peligro porque los planos sutiles
muchas veces están ligados a la imaginación, al subconsciente e
incluso diríamos que a la hipersensibilidad humana, estando todos estos
factores desde el punto de vista astrológico relacionados con el planeta
Neptuno. Por tanto, hay que tener especial cuidado y ser sobre todo más
escéptico que crédulo, puesto que en este nivel pueden existir en
rutas falsas que pueden suponer para el estudiante pérdidas de tiempo
importantes, a veces de años e incluso se ha sabido de casos en que
durante décadas se ha estado pendiente de determinadas voces o supuestos
mensajes sutiles que a la postre resultaron ser simplemente algo producto
de lo que los esoteristas suelen llamar un elemental perfeccionado.
¿Quién abre esas puertas?. ¿Quién las cierra?. ¿Quién
engaña y da falsas pistas?.
Obviamente, en los planos sutiles existen entidades protectoras: ángeles
guardianes, etc., unos con misión individual y otros con misión
de mayor rango. Esto no es un gran descubrimiento, porque en el plano
material concreto nos damos cuenta de que sucede exactamente lo mismo.
Hay personas que van a resultar para nosotros benefactoras en un momento
determinado, y otras muchas que pueden resultar una piedra de tropiezo
si no nos andamos con suficiente cuidado. Por tanto, en los planos sutiles
existen también los llamados ángeles de la guarda, y los maestros
que también son de alguna forma los que ponen y organizan nuestras
pruebas de una forma evolutiva y jerárquica o jerarquizada. Esto nos
da a entender que hemos venido y venimos siendo capacitados para algo,
es decir, para una misión importante en nuestra vida. Por tanto, hay
algo que es esencial para el estudiante de Magia, y que incluso puede
ser algo por descubrir para personas que llevan muchísimos años
estudiando Astrología, cábala o esoterismo.
Especialmente para los estudiantes que han tenido contacto con las ciencias
relacionadas con lo que solemos llamar futuro, especialmente la Astrología,
se suele ver la realidad de una forma un tanto lineal. Dicho de otra forma,
para los estudiantes de Astrología, de Tarot o cualquier otra ciencia
similar, se suele pensar que la vida se compone de determinados ciclos,
unos mayores y otros menores, en los cuales se van produciendo experiencias
armónicas o desarmónicas de manera correlativa con tales ciclos
cósmicos. Esto, ciertamente es cierto desde el punto de vista teórico,
pero la Magia realiza una corrección sobre este concepto, no diciendo
que es incorrecto, pero sí enmarcándolo en un escenario bastante
más amplio. Por ejemplo, es tremendamente difícil para una persona,
incluso interpretando su propia carta astral natal, llegar a mentalizar,
a visualizar o siquiera a imaginar las experiencias que puede tener incluso
a corto y a medio plazo. ¿Por qué?. Simplemente, porque nuestra
mente no puede generar nada que no esté previamente en ella misma.
Esto quiere decir que, tratando de imaginar o de mentalizar nuestras experiencias
del futuro, estamos tratando de colocar nuestra mente a un nivel que no
tenemos hoy en día, pero que sí vamos a tener dentro de un número
"x" de semanas, meses o años. Por tanto, es una cuestión de Perogrullo
el que resulta prácticamente imposible llegar a visualizar, en su verdadera
esencia, lo que serán experiencias en el futuro. Evidentemente, la
Astrología sirve para intuir y para proyectar sutilmente nuestro entendimiento
y nuestro sentido común hacia barreras fuera del momento presente,
pero esto no significa que nosotros vayamos a ser capaces de vivir el
presente de los momentos futuros, puesto que eso es por simple ley de
realidad absolutamente imposible.
¿Qué aporta la Magia respecto a este tan interesante asunto que
estamos discutiendo?.
Lo más importante que nos indica la Magia al respecto es que la estructura
del Universo es jerárquica, y eso está también relacionado con
el concepto que hemos hablado de los maestros en los planos sutiles, las
entidades protectoras o los ángeles de la guarda.
La cuestión fundamental es que el Universo es absolutamente dinámico
y que, en dependencia de las reacciones y del trabajo interno de consciencia
de cada ser humano, la estructura del Universo está continuamente en
movimiento y siendo dinámica en torno a esos comportamientos de consciencia
de cada ser humano o individualidad concreta. Esto significa que en un
momento determinado, un chispazo en la consciencia individual puede generar
por orden jerárquico la apertura de un nuevo nivel de experiencia y
de realización, el cual, obviamente, estaba siendo avisado por el decurso
de los astros. Por tanto, no es contradictoria la visión de la Magia
con la de la Astrología, sino todo lo contrario.
La Magia hace entender que la Astrología es una herramienta y que no
es un fin en sí misma, y que la mente tampoco se puede volver perezosa
o en lineal, tratando de visualizar la vida como si de un llano o una
leve cuesta en sentido ascendente se tratara.
El paisaje de la vida o la orografía de la vida es mucho más abrupta
y mucho más variada, y en ella tanto podemos encontrar desiertos, como
grandes valles, lagos, ríos, cataratas, grandes montañas o desiertos.
Por tanto, se trata de observar la realidad de la existencia en función
de niveles escalonados, progresivos, ascendentes, evolutivos y en continuo
movimiento, estando los estratos primarios encadenados con los siguientes
niveles.
Otra pregunta que nos podemos hacer es ¿Los poderes o capacidades personales
se consiguen o se trabajan?. Evidentemente, no existe nada en el Universo
que no se trabaje para ser conseguido. Es más, se puede lograr algo,
pero si ese algo se difumina, se derrocha y se mal utiliza, simplemente
se puede perder, con lo cual volvemos a entrar de nuevo en esa dinámica
evolutiva y jerárquica del concepto mágico acerca de la vida y de
las cosas.
Otra pregunta interesante es: ¿Estamos siendo juzgados continuamente
por nuestros actos?. Es algo que ya hemos citado anteriormente a la vista
del concepto del "ojo que todo lo ve". Ciertamente sucede así, pero
no se trata de una especie de juicio en el cual tengamos una sentencia
condenatoria o absolutoria, que nos condene o que nos absuelva por un
determinado período de tiempo. Casi si lo quisiéramos imaginar así
tendríamos que pensar que estamos siendo sometidos a juicio de segundo
a segundo en nuestra vida, con lo cual tenemos que entender que de nuevo
existen unas entidades organizadoras en los planes sutiles que son las
que continuamente están valorando o casi diríamos que adaptándose
a nuestros actos para, a partir de ahí, irnos dando -o en su caso quitando-
esa conexión con la fuente universal de la vida.
6. ¿EXISTEN PELIGROS AL TRANSITAR EL SENDERO DE LA MAGIA?.
Existen peligros simplemente en todos los campos. Quien es arbitro de
fútbol de segunda división B, está sometido al riesgo de que
en un momento determinado enfrentarse, en uno de esos pequeños campos
que ni siquiera tienen vallas ni fosos, a un conjunto de espectadores
alterados y algo bebidos que han asistido al partido con ganas de bulla.
Para la persona que invierte su dinero bien en Bolsa, en divisas o simplemente
abriendo un negocio, existe un riesgo en todo momento, a no ser que "compre
Bonos del Estado", pero incluso en este último caso podemos decir que
su grado hipotético de seguridad es correlativo también al grado
de ganancia que va a obtener, que ciertamente no es excesivamente grande.
El único peligro definitivo en la Magia es dejar doblegar la consciencia
ante las presiones o traicionarse a sí mismo. Es frecuente que el estudiante
de Magia, si quiere acelerar demasiado las cosas, o si se las toma como
un juego, comience a recibir unos taponazos sutiles bastante sonoros.
Incluso, está más que demostrado que, sobre todo cuando se comienza
con la Magia, si se plantean unas intenciones muy puras y muy sanas, es
también frecuente que se manifiesten unas pruebas relativamente fuertes,
porque se va demasiado cándido por la vida confundiendo la gimnasia
con la magnesia. Esto está relacionado con el primer Arcano del Tarot,
al cual se le suele llamar el Arcano Cero y también el Arcano Veintiuno,
que es El Loco o, como diríamos en el Taro Cosmosicológico, el nombre
del arcano sería una "tripleta" de palabras claves: El Loco, El Autodidacta
y El Genio.
Se empieza, ciertamente, siendo un loco, porque hay falta de experiencia
y hay que pagar las novatadas, tal como se pagan en cualquier otro terreno
que es fundamentalmente práctico, aunque tenga unas bases teóricas,
tal como es la Magia.
Esta falta de experiencia hace que la persona entre con un gran idealismo
y que piense inicialmente que conociendo algunas fórmulas mágicas,
o habiendo comprobado en un determinado momento que algunos problemas
se le han solucionado acudiendo a la Magia, entienda que prácticamente
ya no se va a encontrar con barreras a la hora de acometer unos proyectos
de mayor envergadura.
En cambio, sucede que en esos momentos las cosas pueden salir aparentemente
bastante mal, aunque evidentemente a niveles de experiencia vayan a resultar
bastante productivas. Pero es frecuente que al introducirse en este tipo
de temas, el estudiante supravalore su capacidades e infravalore las capacidades
del adversario, aunque aquí no tenemos que hablar necesariamente de
un adversario personificado en alguien en concreto, aunque eso también
puede suceder, pues es bastante extraño que alguien a lo largo de su
vida no vaya a tener ningún enemigo.
Precisamente por esta supravaloración de las propias capacidades e
infravaloración de las fuerzas grises, el estudiante de Magia se lleva
los primeros choques frontales con una realidad que no había previsto
suficientemente y con antelación. Aquí observaremos, si este estudiante
es simplemente flor de dos o tres días, o si bien opta por tomar consciencia
de lo sucedido, reconocer los errores, revitalizarse y posteriormente
actuar de manera más avanzada o perfeccionada. También puede pasar
que simplemente opte por dejar este tipo de materias para más adelante
y bajarse del burro a medio camino.
Incluso en este último caso, si se han seguido las normas mágicas
verdaderas mínimamente, no existe mayor problema, salvo esas experiencias
un tanto chocantes que hemos citado y que pueden ser de variada índole.
Cuando sí existe realmente problema es cuando la persona doblega su
consciencia, es decir, baja su nivel, su arquetipo o su modelo moral y
pretende seguir en el camino mágico pero traicionando ciertos conceptos
que sabe que son intocables. Esto puede ser debido a una decisión personal,
porque le puede resultar más atractivo seguir un camino no tan recto,
o bien porque es influenciable y se deja presionar por otras personas
que no son de intenciones rectas. Aquí sí podemos hablar de problemas
de mayor rango, porque la persona pretende estar sin estar, ya dice La
Biblia eso de "a los tibios los vomito".
Tengamos siempre en cuenta que a mayor nivel de energía, mayor necesidad
de autocontrol.
El poder en sí no corrompe, pero activa áreas y niveles del inconsciente
que estaban dormidos, incluso para el estudiante más preparado.
Por tanto, la recomendación es autocontrol, lo cual no significa represión.
Recordemos que la psiquis humana, por naturaleza no está hecha para
los extremos. Necesitamos evitar los estados mentales extremistas, fanáticos,
que se dejan llevar por las afrentas personales, o que manifiestan una
cierta acidez ante situaciones que se consideran desagradables, o al igual,
que resulta absolutamente inconveniente relajarse demasiado y el ver las
cosas de color de rosa.
No se debe pensar que la Magia es simplemente algo de lo cual se obtiene
unos beneficios prácticamente instantáneos y que va a mejorar nuestra
vida en casi todos los aspectos con muy poco esfuerzo.
Tanto ese primer tipo de estados mentales de carácter -como dirían
los hindúes- rajásico, como ese segundo tipo de estados más bien
de carácter pasivo o llamados Tamásicos, son extremos y no representan
verdaderamente el tipo de estado mental centrado y central que se requiere
para la práctica o para el estudio de la práctica de la Magia.
Recapitulando lo comentado, es el autocontrol un estado sereno de la mente
en el cual, la consciencia continuamente va balanceando tanto los estados
psíquicos que se van hacia el lado de la agresividad y del egocentrismo,
como aquéllos que se van hacia la pasividad y la vida comodona.
Recordemos el concepto de la "fuerza" en sus dos facetas. Es algo que
viene explicado de manera muy gráfica y un tanto épica en la trilogía
de George Lucas de "La Guerra de las Galaxias". Cuando los maestros en
esa película hablaban del concepto de la fuerza, se referían precisamente
a la Fuente Cósmica de la Energía. Evidentemente, existe más
de una fuente en el Universo.
Hay personas que se concentran o que se conectan hacia un determinado
foco de energía universal, y hay otras que se conectan con otro determinado
foco de energía universal. A lo sumo, podríamos decir que ciertamente
habría dos focos de la energía universal. Es evidente que si pensamos
que existe un punto en el espacio-tiempo sutil, en el cual ponemos poner
nuestra mente y recargarnos de energía elevada, autoconsciente y evolutiva,
ese lugar del Universo no puede coincidir en ese espacio-tiempo sutil,
con el lugar del cual las personas agresivas, malas y violentas conectan
su mente para seguir haciendo sus fechorías.
ÀÀBuenos estaríamos si bebiéramos de la misma agua o del mismo
líquido elemento!.
El egoísmo, el creerse más de lo justo, la falta de respeto por
el yo o por los otros, el confundir los medios con el fin, o el creer
que los poderes son propios, son formas de deslizamiento hacia el lado
gris de la fuerza.
Todos estos defectos humanos en la vida normal de las personas que no
saben absolutamente nada acerca de Magia, tienen también unos defectos
bastante considerables y marcadamente perversos.
Hay que entender que aunque no se sepa de que va la Magia, toda persona
mueve energías mágicas en mayor o en menor medida, aunque sea de
manera inconsciente o subconsciente.
Por tanto, no hay que subestimar el poder del lado oscuro de la fuerza,
tal como dicen en la mencionada serie de películas, y ello resulta
fundamental porque de otra manera, el estudiante de Magia simplemente
va a poder comprobarlo de acuerdo a su experiencia, y tendrá que rectificar
si ha sido demasiado confiado o incluso pretencioso.
No hay que tener miedo, pero sí saber marcar las distancias. En determinados
momentos, hay que entender que no se pueden cambiar las circunstancias
exteriores y que no se puede cambiar el mundo de golpe y porrazo, o simplemente,
que no podemos cambiar determinados elementos del medio ambiente hacia
los cuales íbamos nosotros totalmente convencidos con una especie de
proselitismo o de fanatismo mágico-espiritual, tratando de iluminar
con nuestra verdad zonas que considerábamos que estaban oscuras, o
personas que pensábamos que simplemente estaban fuera de sendero.
Muchas veces es necesario evitar a determinadas personas y a determinados
ambientes porque en caso de que llegáramos a la sana conclusión
de que no nos conviene continuar con ese tipo de relaciones, esto es algo
que está también dentro de lo normal en el sendero mágico-espiritual.
7. ¿EXISTEN LOS CIRCULOS DE PROTECCION?.
El círculo es el símbolo de la consciencia. Como ya sabemos, el
símbolo del Sol tiene un punto en el centro del círculo. Esto significa
que hay un centro de la consciencia humana.
El símbolo del Sol tiene solamente esos dos elementos.
En primer lugar, tenemos el círculo exterior, el cual dinámicamente
podríamos imaginárnoslo como cada vez un poquito más grande,
porque lógicamente, el ser humano va teniendo mayor capacidad de abarcar
niveles de experiencia que antes le estaban totalmente vedados, y que
se le hacían como casi imposibles, o quizás los imaginaba, pero
como si se tratara de un cuento de hadas.
El ser humano, según va teniendo más capacidad de voluntad, mayor
madurez y por supuesto, según va adquiriendo más en edad y en atributos
de experiencia, tiene la posibilidad de ir ampliando su círculo de
toma de consciencia, de actuación y de generación de causas en dichas
esferas circundantes. Pero siempre, el punto se encuentra en el símbolo
del Sol en el centro, por mucho que el círculo externo crezca.
Ese punto central quiere decir que la consciencia ha de tener una firme
guía interior, es decir, un pilar o eje central de giro alrededor del
cual se desarrolla de forma espiral todo lo demás. Es fundamental porque
el círculo representa el espíritu y, tal como decían los griegos,
el círculo por eso no tiene ni principio ni fin, porque precisamente,
por definición, el espíritu no tiene ni principio ni fin. Esto no
es sólo porque el espíritu sea eterno, sino porque sus posibilidades
de realización son infinitas. Por tanto, es muy fácil perderse en
el terreno de la consciencia si no se tiene un eje central. ¿Qué
puede ser este eje central?. El propio símbolo del Sol, astrológicamente
hablando, aunque aquí ya tendríamos que hablar solamente de Astrología
Esotérica o Astrosofía, nos da la clave.
El Sol representa los principios morales, tales como la verdad, la creatividad
y la nobleza. Estos elementos son los que nunca se pueden perder, aunque
obviamente, estas facetas del espíritu humano también se van perfeccionando
sobre la marcha, y la persona con su experiencia va comprobando que también
el concepto de verdad y la moral personal se van fraguando y realizando
poco a poco, quizás no de manera tan utópica, pero sí de forma
más concreta.
Las cadenas de actos y pensamientos han de estar pendientes de la realidad
circundante, de las posibilidades futuras y de la intuición. Esta es
una buena premisa para continuar hablando acerca de este interesante tema
de los círculos de protección y de la propia consciencia en sí.
Es decir, nuestros actos y nuestros pensamientos han de estar siempre
en continuo análisis y contacto con la realidad, porque es la realidad
que se abre ante nuestros ojos cada día la que nos va a decir por dónde
van esos movimientos sutiles de los planos cósmicos, en relación,
en primera estancia, con nosotros mismos, luego con nuestra pareja, con
nuestra familia, con la sociedad, o incluso con la realidad de todos los
días que sucede en el mundo.
Además, tener en cuenta las posibilidades futuras es algo importante,
sobre todo si tenemos a muestro alcance el conocimiento de ciencias como
la Astrología. Aunque hay personas que sin saber Astrología tienen
una gran intuición acerca del futuro, y ésta les va a indicando
por dónde han de irse moviendo en sus futuros actos y pensamientos.
Lo ideal, evidentemente, es usar los tres elementos, que son la observación
de la realidad, el análisis de las posibilidades futuras y el desarrollo
de la intuición.
La invocación de las entidades protectoras ha de dejarse para las grandes
ocasiones o para los apuros. En realidad, tal como dice el símbolo
del Sol, nuestro gran círculo de protección es nuestra propia consciencia.
Por tanto, el estar centrado en uno mismo significa que el circulo de
protección de nuestra consciencia está funcionando correctamente.
Cuando estamos descentrados, bien por dudas vitales, por una fase de estrés
o quizás por una de depresión, nuestros filtros atencionales están
funcionando incorrectamente. Se denominan filtros atencionales aquellos
mecanismos psíquicos que hacen que nosotros seamos capaces en cada
momento de seleccionar, entre los estímulos y experiencias del medio
ambiente, aquéllos que realmente tienen calidad, dejando en segundo
plano o impidiendo que entre en nuestra psiquis lo que podríamos llamar
"ruido de fondo".
Cuando nuestra mente se encuentra centrada, vamos a ser capaces de extraer
de cada experiencia lo positivo, de saber discernir de las experiencias
que se producen cada día, y sacar las conclusiones pertinentes al respecto.
En cambio, si nuestros mecanismos de atención se encuentran en un estado
de debilidad, como consecuencia de estar descentrados o fuera de la esencia
personal, entonces cualquier situación o pequeño detalle que suceda
en el ambiente, tal como pudiera ser un estímulo agresivo, provoca
en nosotros mismos un estado de hipersensibilidad, de irritabilidad y,
en general, de respuestas poco atinadas.
De todas formas, sí es cierto que el concepto de círculo de protección
no solamente se refiere al círculo de protección de la propia consciencia,
sino también a la unidad que en el plano psíquico existe entre los
Magos Blancos, los cuales generan un circuito o cinturón de energía
protector para quienes sepan acceder de forma eventual o bien permanente
a él. Precisamente, la siguiente pregunta se refiere a este tema.
| |