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"CULTURAS ESOTERICAS ANTIGUAS".
CAPITULO 1. LA ATLANTIDA.
1.1. INTRODUCCION.
Desde Cabo Verde hasta Venezuela se extendía el continente de la Atlántida.
Según Platón, el clima de la Atlántida era meridional, por lo
que permitía obtener dos cosechas anuales. Al norte habían numerosas
montañas, mientras que la planicie donde estaba la capital de los atlantes
descendía hasta el mar.
Durante muchos siglos, según el filósofo, los atlantes fueron la
civilización dominante en una buena franja del mundo, aproximadamente
entre los años 12.000 al 9.000 a. J.C. Al principio trataron de crear
una nación en que la fraternidad y la espiritualidad fueran los valores
máximos, pero con el tiempo, dice Platón, "se obsesionaron con el
logro de ilícitas ganancias materiales y con el poder".
Al estudiar la cadena que forman las islas Azores, Madeira, Canarias y
Cabo Verde se comprueba que éstas reposan sobre una base sedimentaria,
lo cual confirma que podrían ser los vestigios de un continente sumergido.
La comparación de su flora y de su fauna con la de América es demasiado
grande para ser casual. Los moluscos hallados en las islas son similares
a los fósiles encontrados en Europa y, de ellos, más de quince familias
se han hallado tanto en las costas del Senegal como en las Antillas. Difícilmente
se podría mantener que los embriones hubieran podido cruzar con vida
el Atlántico. Referencias de las que normalmente se mencionan como
"míticas" las tenemos en el libro Sagrado de América Central, el
Popol Vuh, que habla de una inmigración de gente llegada desde muy
lejanos lugares de Oriente. Quizás esta llegada se haya producido "saltando"
de isla en isla, mientras que una segunda inmigración tuvo que hacer
rodeos para atravesar una parte del mar ya desbordado.
Según parece la Atlántida desapareció hace unos once mil años.
Los atlantes eran los depositarios de las Tradiciones de los Patriarcas
y, según la leyenda, habían llegado a un nivel muy alto de conocimiento,
especialmente en la magia sonora.
Incluso se habla de que se marcaron como meta condensar grandes cantidades
de energía solar y que, dejándose llevar por su orgullo técnico,
se dejaron arrastrar hacia las enormes catástrofes que hicieron desaparecer
su continente.
Entre los que escaparon, algunos alcanzaron sus colonias en Africa. La
raza roja, cobriza o atlante había llegado a un alto grado de civilización
y tenía colonias hasta Etiopía. Incluso la civilización egipcia
provendría de ellos.
La civilización egipcia tiene enormes similitudes con la americana,
sea de Perú, América Central o México. Igualmente, los iberos,
etruscos, guanches, berberiscos, árabes y vascos también poseen
parecidos notables entre sí y a su vez en relación con muchos pueblos
de América, lo que denota origen y raza comunes.
1.2. CITAS DE AUTORES.
Antes de entrar en lo que son las referencias directas a la Atlántida,
es preciso hacer un recordatorio de algunas de las interminables leyendas,
registros y menciones que en los libros antiguos de tantas y tantas culturas
del pasado se hallan, presumiblemente en conexión con el tema de la
Atlántida.
En la América antigua son muchos los pueblos que en su historia ancestral,
transmitida en forma de mitología o de labio a oído, ubican el propio
origen de su civilización al este del propio continente americano,
"allí donde sale el Sol y donde ahora sólo hay agua".
Los jeroglíficos de la pirámide mexicana de Xochicalco, interpretados
por el francés La Plongeon, igualmente aluden a "una tierra colocada
en medio del océano y destruida, cuyos habitantes fueron muertos y
reducidos a polvo".
Un fragmento maya traducido en 1.930 por el filólogo brasileño O.
M. Bolio dice: "en el decimoprimer día, Ahau Katun, llegó la desgracia.
Cayó una lluvia violentísima y llegaron del cielo cenizas y en una
sola oleada las aguas del mar se extendieron sobre la Tierra...y el cielo
se precipitó...y la tierra se hundió... y la Gran Madre Seyda quedó
entre los recuerdos de la destrucción del mundo." Las referencias a
este acontecimiento también abundan en los libros orientales. Por ejemplo,
los Vedas hindúes hablan de "la gran agua".
En el Mahabharata o gran epopeya de los hindúes el semidios Manu, padre
de la nueva humanidad tras el desastre, también huye en una nave construida
por él mismo. Este gran libro menciona "siete grandes islas del mar
de occidente destruidas por el cataclismo". Los Puranas, también hindúes,
hablan de "el final de una gran tierra, muy poderosa", situada en el Atlántico.
Así, "el imperio del mar de occidente fue engullido por las aguas".
En occidente con gran claridad nos podríamos referir al episodio de
Noé y el arca, en el Antiguo Testamento.
El mayor de la aviación turca S. Kurtis en 1.960 estaba fotografiando
una zona del monte Ararat, en la Armenia turca, cerca de la frontera con
la URSS y con Irán. El descubrió a más de 2.000 m. de altura
algo ovalado y parecido a una barca, la cual estaba incrustada en la lava
de las erupciones de un volcán cercano.
Examinando las fotografías del mayor se vio que las medidas eran más
o menos las mismas citadas en la Biblia: 150 m. de largo y 50 m. de ancho.
La profundidad era de unos seis metros.
Se enviaron copias de las fotos al mejor especialista en análisis de
fotografías, que trabaja para el gobierno de los EEUU, Arthur Brandeburger,
quien no pudo otra cosa sino rendirse ante la evidencia y declarar que
efectivamente era una nave situada a 2.000 metros de altitud.
La primera cita directa del continente Atlántida se localiza curiosamente
en una de las obras álgidas de la filosofía occidental: los Diálogos
de Platón. Pero sería interesante ubicarnos en aquella época
para luego extraer las conclusiones que consideremos oportunas, pues buena
parte de la confusión que existe hoy en día en torno a la realidad
o no de la Atlántida tiene su origen en lo que ahora comentamos.
Platón era de alguna manera el filósofo más reconocido en Grecia
y en toda su órbita. El tenía unos 62 años cuando llegó a
Atenas un filósofo joven y de provincia, Aristóteles, que por entonces
tenía 18 años. Este ingresa en la Academia de Platón y permanece
en ella durante varios años.
Hay quien dice que pronto se establece entre los dos una pugna bastante
dura, pues Aristóteles quiere acabar con el renombre de Platón para
él quedar como el filósofo más influyente de la Grecia clásica.
De ese modo, Aristóteles comienza a contradecir los argumentos de Platón
intentado tumbar su prestigio pero, a pesar de sus esfuerzos, no lo consigue.
Un día Platón saca a la luz en una tertulia pública algo que
le había comentado en su juventud otro filósofo, Critias el joven,
cuando este último tenía noventa años, en relación con el
tema de la Atlántida. Esta transmisión de la historia por parte
de Critias el joven a Platón fue durante una reunión de tipo familiar
o quizás discipular. A su vez, a Critias el joven se lo había contado
Critias el viejo, cuando el primero tenía 10 años y el segundo era
muy anciano. Y, a su vez, Critias el viejo lo escuchó en una reunión
selecta de uno de los Siete Sabios de la antigüedad griega, llamado
Solón.
Solón había recogido este relato en un viaje que realizó a Egipto,
concretamente a Sais, la capital del bajo Egipto y centro cultural
del mundo civilizado de entonces. Allí era donde se encontraban los
famosos archivos del antiguo Egipto, que se remontaban a muchos miles
de años atrás y que actualmente han desaparecido también. Estos
archivos por supuesto relataban entre otras cosas los orígenes de la
civilización egipcia, así como la historia de la Atlántida. Cuando
Solón llegó al templo de Sais comenzó a hablar de las maravillas
de su pueblo griego, exaltando las hazañas de la guerra de Troya contadas
por Homero.
En un momento dado uno de los sacerdotes del Templo egipcio lo interrumpe
y le dice que ellos (los griegos) eran como niños, pues en realidad
no conocían los ancestros ni la historia de su propio pueblo, y ni
siquiera las hazañas que habían realizado en el pasado. También
le dijo que 9.000 años antes que ellos hubo un gran imperio que se
encontraba ubicado más allá de las Columnas de Hércules, que
intentó dominar los países de Europa y el norte de Africa, y que
de hecho avanzó por dos frentes. Uno a través de la Península
Ibérica e Italia, para poder asediar Grecia. El otro frente de ataque
fue por el norte de Africa para llegar a Egipto. El pueblo de Atenas de
aquel entonces fue capaz de repeler el ataque, vencer a los atlantes y
hacerlos retroceder, pues los atenienses eran preeminentes en Grecia en
cuanto a valor y destreza militar, a la vez que líderes de todos los
helenos. En realidad, los atenienses se quedaron prácticamente solos
en la batalla, pues los demás pueblos griegos se separaron de ellos
en el momento crítico. Así Atenas, según Platón, salvó
de la esclavitud a aquellos que no estaban sometidos a ella y liberó
generosamente a todo el resto que habitaba mas acá de las columnas
de Hércules.
Precisamente cuando esta retirada se estaba llevando a cabo, un gran terremoto
asoló toda la tierra, destruyendo tanto a esa Grecia antigua como a
la propia isla-continente de la Atlántida, lo cual sucedió en un
día y una noche. Así, el océano donde se hundió la isla tomó
el nombre de dicho continente: continente Atlántida y océano Atlántico.
En definitiva, del continente perdido se habla en dos de los últimos
diálogos de Platón, los cuales fueron escritos alrededor del año
350 a. J.C.
El primero de ellos es el Timeo, conversación que tuvo lugar teóricamente
en Atenas el 421 a. J.C. entre el filósofo Sócrates y tres de sus
discípulos. Hasta lo comentado llegan las descripciones de Platón
sobre la Atlántida en el Timeo, pero Critias vuelve a hablar del tema
en otro diálogo que posee su nombre y que Platón no finalizó
del todo. En este diálogo abundan detalles mucho más ilustrativos
acerca del continente-isla. Veamos algunos ejemplos.
El origen del pueblo atlante se fija en una época en la que los dioses
deciden bajar del cielo a la tierra y uno de ellos, Poseidón, descendiendo
al centro de la isla-continente encuentra a una bella doncella llamada
Cleito, hija de un patriarca llamado Euenor o Evenor, según las versiones.
El dios se desposa con esta mujer y se van a vivir al centro de la isla,
donde construyen un palacio y un templo, rodeado de canales circulares
concéntricos, llenos de agua.
El continente tomó el nombre del gigante Atlas, uno de los hijos de
Poseidón.
Atlántida era una isla de costas refiladas y cortantes, pero existía
una llanura central muy rica en todo tipo de vegetales, así como minerales,
caza, maderas, etc. Existía un perfeccionado sistema de regadíos
que aprovechaba el agua de nieve derretida de las montañas del norte
de la isla, canalizándola hacia los terrenos agrícolas.
La antigua gran ciudad era algo increíble en cuanto a técnica, arte,
riquezas, arquitectura...En su zona central estaba el palacio real y un
templo dedicado al todopoderoso señor de los mares: Poseidón (luego
Neptuno para los romanos). Poseidón era a su vez el dios principal
para los atlantes.
El templo estaba ostentosamente decorado con oro, plata, marfil y un extraño
metal parecido al bronce llamado oricalco, que Critias describió como
que "relucía como el fuego".
La isla central estaba totalmente rodeada por un canal circular concéntrico
respecto a ella de 180 metros de anchura; luego había otro círculo
de tierra de 360 metros de grueso; a continuación existía otro canal
de 360 metros y luego otro anillo de tierra de 550 metros, para terminar
con otro canal de agua con también 550 metros de ancho, en el que podían
perfectamente caber grandes barcos. Estos círculos concéntricos
se encontraban unidos entre sí por un canal de agua que desde el centro
alcanzaba el mar abierto.
Esta civilización atlante llegó a ampliarse a las islas adyacentes,
aparte de a los continentes europeo y africano. Platón, por tanto,
sugiere que incluso las civilizaciones más antiguas reconocidas como
tales por la ciencia oficial (Sumeria, etc.) en realidad provenían
de la atlante.
Platón afirma en su diálogo: "y de esa isla se podía pasar a
las islas que hay detrás y de ellas al continente que cierra el gran
mar Atlántico".
Por tanto, la referencia es clara con respecto al continente americano,
el cual en Europa no se conocía en esa época.
Una vez que el tema de la Atlántida llega al gran público ateniense,
inmediatamente el joven Aristóteles ve la oportunidad de desacreditar
totalmente a Platón y lo ataca en ese aspecto. Aristóteles se ha
dado cuenta de que el relato de la Atlántida no podía ser demostrado
y acusa a Platón de mentiroso y de farsante. Casi lo tacha de irreverente
y falto de respeto con las tradiciones griegas, pues el diálogo de
Platón ocurre durante la festividad de una diosa griega.
Aristóteles pone todas sus energías en el desprestigio de Platón
y lo consigue, ayudado por las limitaciones de la edad del segundo, que
cuando eso tenía 79 años. Un año más tarde, teniendo 80, Platón
muere.
Aristóteles queda como una autoridad indiscutible en prácticamente
todo lo que decía, tanto desde el punto de vista filosófico como
científico y eso continúa así nada menos que hasta la Edad Media.
Algunos autores como Paracelso, o ciertos sabios hebreos y árabes comienzan
en esa época a refutar a Aristóteles pero, indudablemente, todavía
hoy se puede decir que muchos de los modelos de pensamiento actuales poseen
claras bases en los principios aristotélicos.
Es claro pensar que si esta victoria práctica de Aristóteles sobre
Platón no hubiera sucedido, el mito de la Atlántida no hubiera sido
considerado como tal durante los siguientes siglos sino, quizás, como
registro de acontecimientos históricos; o, por lo menos, los oficialistas
académicos occidentales le hubieran puesto más cariño a la hora
de buscar pruebas sobre la realidad de su existencia pasada.
Así, durante casi dos mil años predomina la versión aristotélica
y no es hasta el Renacimiento que comienzan de nuevo a ser leídos de
nuevo con imparcialidad los diálogos de Platón llamados Timeo y
Critias.
Pero finalicemos ya resaltando algunas cuestiones del segundo y último
diálogo de Platón.
Critias habla de la organización administrativa, de una flota de 1.200
naves, de algunas de sus ceremonias y de las maravillas de su arquitectura.
Leamos, por ejemplo, lo que decía en cuanto a la isla central en la
que se hallaba el palacio de los reyes, para comprobar el detalle y la
vitalidad que posee el relato: "La isla en la que se hallaba el palacio
de los reyes tenía un diámetro de cinco estadios (cada estadio son
unos 200 m.). Ahora bien, la isla, los recintos y el puente los rodearon
totalmente con un muro circular de piedra. Pusieron torres y puertas sobre
los puentes, en todos los lugares por donde pasaba el mar. Sacaron la
piedra necesaria de debajo de la periferia de la isla central y de debajo
de los recintos, tanto al exterior como al interior. Había piedra blanca,
negra y roja. Y, al mismo tiempo que extraían la piedra, vaciaron dentro
de la isla dos dársenas para navíos, con la misma roca como techumbre.
Entre las construcciones unas eran enteramente simples; en otras, entremezclaron
las diversas clases de piedra y variaron los colores para agradar a la
vista, y les dieron así una apariencia naturalmente agradable. El muro
que rodeaba el recinto más exterior, lo revistieron de cobre en todo
su perímetro circular, como si hubiera sido untado con alguna pintura.
Recubrieron de estaño fundido el recinto interior, y el que rodeaba
a la misma. Acrópolis la cubrieron de oricalco, que tenía reflejos
de fuego".
"El palacio real, situado dentro de la Acrópolis, tenía la siguiente
disposición. En medio de la Acrópolis se levantaba el templo consagrado
en este mismo sitio a Clito y Poseidón. Estaba prohibido el acceso
a él y hallábase rodeado de una cerca de oro. Allí era donde
Poseidón y Clito, al comienzo, habían concebido y dado a luz la
raza de los diez jefes de las dinastías reales. Allí se acudía,
cada año, desde las diez provincias del país, a ofrecer a cada uno
de los dioses los sacrificios propios de la estación.
El santuario mismo de Poseidón tenía un estadio de longitud, tres
plethros de ancho y una altura proporcionada. Su apariencia tenía algo
de bárbaro. Ellos habían revestido de plata todo el exterior del
santuario, excepto las aristas de la viga maestra: estas aristas eran
de oro. En el interior estaba todo cubierto de marfil, y adornado en todas
partes de oro, plata y oricalco. Todo lo demás, los muros, las columnas
y el pavimento, lo adornaron con oricalco. Colocaron allí estatuas
de oro: el Dios de pie sobre su carro enganchado a seis caballos alados,
y era tan grande que la punta de su cabeza tocaba el techo. En círculo,
en torno a él, cien nereidas sobre delfines -ese era el número de
las nereidas, según se creía entonces-. También había en el
interior gran número de estatuas ofrecidas por particulares. En torno
al santuario, por la parte exterior, se levantaban, en oro, las efigies
de todas las mujeres de los diez reyes y de todos los descendientes que
habían engendrado, y así mismo otras numerosas estatuas votivas
de reyes y particulares, originarias de la misma ciudad, o de los países
de fuera sobre los que ésta extendía su soberanía. Por sus dimensiones
y por su trabajo, el altar estaba a la altura de este esplendor, y el
palacio real no desdecía de la grandeza del imperio y de la riqueza
del ornato del santuario".
"Por lo que respecta a las fuentes, la de agua fría y la de agua caliente,
las dos de una abundancia generosa y maravillosamente adecuadas al uso
por lo agradable y por las virtudes de sus aguas, se las utilizaba disponiendo
en torno a ellas construcciones y plantaciones adecuadas a la naturaleza
misma de las aguas. En todo su derredor instalaron estanques o piscinas,
unos al aire libre y otros cubiertos, destinados estos a los baños
calientes en invierno: existían separadamente los baños reales y
los de los particulares, otros para las mujeres, también para los caballos
y las demás bestias de carga, y cada uno poseía una decoración
adecuada. El agua que procedía de aquí la condujeron al bosque sagrado
de Poseidón. Este bosque, gracias a la calidad de la tierra, tenía
árboles de todas las especies, de una belleza y una altura divinas.
Desde ahí hicieron derivar el agua hacia los recintos de mar exteriores,
por medio de canalizaciones instaladas siguiendo lo largo de los puentes.
Por esta parte se habían edificado numerosos templos dedicados a muchos
dioses, gran número de jardines, y gran número de gimnasios para
los hombres y de picaderos para los caballos..."
O veamos el siguiente párrafo, que habla de algunas de las leyes y
principios fundamentales de Atlántida, así como de la posterior
degeneración en el cumplimiento de tales mandamientos: "Por lo demás,
había otras muchas leyes especiales sobre las atribuciones propias
de cada uno de los reyes. Las más notables eran: no tomar las armas
unos contra otros; socorrerse entre sí, si uno de ellos había intentado
expulsar de una ciudad cualquiera a una de las razas reales; deliberar
en común, como sus antepasados; cambiar sus consejos en cuestiones
de guerra y otros negocios orientándose mutuamente, dejando siempre
la hegemonía a la raza de Atlas. Un rey no podía dar muerte a ninguno
de los de su raza, si éste no era el parecer de más de la mitad
de los diez reyes..."
"Durante numerosas generaciones y en la medida en que estuvo sobre ellos
la naturaleza del Dios dominándolo todo, los reyes atendieron a las
leyes y permanecieron ligados al principio divino, con el que estaban
emparentados. Sus pensamientos eran verdaderos y grandes en todo; ellos
hacía uso de la bondad y también del juicio y sensatez en los acontecimientos
que se presentaban, y eso unos respecto de otros. Por ello, despegados
de todo aquello que no fuera la virtud, hacían ellos poco caso de sus
bienes: llevaban como una carga el peso de su oro y de sus demás riquezas,
sin dejarse embriagar por el exceso de su fortuna, no perdían el dominio
de sí mismos y caminaban con rectitud. Con una clarividencia aguda
y lúcida, veían ellos que todas estas ventajas se ven aumentadas
con el mutuo afecto unido a la virtud y que, por el contrario, el afán
excesivo de estos bienes y la estima que se tiene de ellos hacen perder
esos mismos bienes, y que la virtud muere así mismo con ellos. De acuerdo
con estos razonamientos y gracias a la constante presencia entre ellos
del principio divino, no dejaban de aumentar en provecho de ellos todos
estos bienes que hemos ya enumerado. Pero cuando la inspiración divina
que había en ellos empezó a decrecer debido al cruce continuo con
numerosos elementos mortales, es decir, cuando comenzó a dominar en
ellos el carácter humano; entonces, incapaces ya de soportar su prosperidad
presente, cayeron en la indecencia".
"Se mostraron repugnantes a los hombres clarividentes, porque habían
dejado perder los más bellos de entre los bienes más estimables.
Por el contrario, para quien no es capaz de discernir bien qué clase
de vida contribuye verdaderamente a la felicidad, fue entonces precisamente
cuando pretendían ser realmente bellos y dichosos, poseídos como
estaban de una avidez injusta y de un poder sin límites. Y el dios
de los dioses, Zeus, que reina con las leyes y que, ciertamente, tenía
poder para conocer todos estos hechos, comprendió qué disposiciones
y actitudes despreciables tomaba esa raza, que había tenido un carácter
primigenio tan excelente. Y quiso aplicar un castigo, para hacerlos reflexionar
y llevarlos a una mayor moderación. Con este fin reunió él a
todos los dioses en su mansión más noble y bella: ésta se halla
situada en el centro del Universo y puede verse desde lo alto todo aquello
que participa del devenir. Y, habiéndolos reunido, les dijo:......."
En este punto es donde queda inacabado el mencionado diálogo de Platón.
Es curioso que Critias se parara justo cuando iba a entrar precisamente
en el meollo de la cuestión, pues en el Timeo dijo que el diálogo
habría de tratar de la guerra entre los dos países, así como
de la catástrofe que siguió luego y que hizo sucumbir a la mismísima
tierra sobre la que se asentaba la civilización atlante.
Hay varias hipótesis para esta súbita terminación: que el trozo
que falta se perdió; que Platón se vio imposibilitado para acabar
el diálogo porque la muerte le sobrevino; que dejó inacabada su
gran trilogía de diálogos para dedicarse a su obra las Leyes; o
quizás, que el resto de la historia sólo podía ser transmitida,
por ser saber esotérico, a sus discípulos más directos, y siempre
de labio a oído, en el más tradicional estilo.
La siguiente referencia a la Atlántida aparece trescientos años
más tarde, a manos del geógrafo e historiador Estrabón, que vivió
en los tiempos de Jesucristo. Este autor dudaba de la veracidad de la
Atlántida.
A principios de la era cristiana hubieron opiniones para todos los gustos:
Filón de Alejandría era partidario de ella, Plinio el Viejo no está
convencido y Plutarco pasa un poco de refilón sobre el tema sin definirse.
En cambio, hay algo en común entre todos ellos, pues sólo mencionan
como referencia de la Atlántida a Platón.
Sólo un filósofo del signo V llamado Proclo cita a un tal Marcelo,
historiador y geógrafo, el cual afirmaba que los datos acerca de la
Atlántida fueron tomados por viajeros en una isla remota, y que sobre
el tema se había discutido ampliamente en las escuelas de Alejandría,
en Egipto. Pero, como hoy en día nadie sabe donde encontrar dicho manuscrito,
la referencia resulta indirecta.
Durante el obscuro milenio que siguió a la caída de Roma casi no
se habló o escribió sobre la Atlántida.
Los navegantes que comenzaron a partir de inicios del siglo XVI a viajar
a la recién encontrada América volvieron a hablar del tema.
Entre los siglos XVI y XVIII las menciones fueron de un carácter tremendamente
especulativo, con demasiadas contradicciones entre sí.
La excepción a mediados del signo pasado fue el gran químico y físico
francés Marcelin Berthelot (1.827-1.907), impulsor de la termodinámica
y autor reconocido por la historia de la ciencia, así como ministro
de Instrucción Pública y posteriormente de Asuntos Exteriores.
Berthelot y su grupo realizaron investigaciones en torno al tema de la
Atlántida.
También a finales del signo XIX encontramos algo realmente interesante
y congruente, bajo la pluma y el ingenio de Ignatius Donnelly, un congresista
norteamericano que también llegó a vicegobernador de Minnesota.
Era reconocido como el miembro más culto del Congreso. El publicó
The Antediluvian World (La Atlántida: el mundo antediluviano) en 1.882,
el cual llegó a ser muy leído en todo el mundo y que sigue siendo
la base de la mayor parte de las teorías actuales serias en cuanto
a la Atlántida. Este libro fue un verdadero best-seller y de él
se hicieron 50 reimpresiones antes de ser revisado en 1.950.
No cabe duda alguna en cuanto a la soberbia capacidad intelectual de Donnelly,
pues él tomó datos de la mitología comparada, la historia, la
botánica, la zoología, la oceanografía, la biología, la filología,
la arqueología, la geología, etc., realizando una magistral síntesis
que daba la razón a Platón y que pormenorizaba muchos más detalles
sobre la Atlántida.
Según Donnelly, existen motivos más que suficientes para pensar
que existió una cultura de un gran nivel en tiempos que normalmente
se llaman prehistóricos, y ésta estaba en el océano Atlántico.
Su centro era una gran isla continente situada al oeste del estrecho de
Gibraltar.
Una serie de islas menores unían a la Atlántida tanto con Europa
como con América. Las colonias del imperio y sus zonas de influencia
cultural y social se extendían por el oeste hasta Perú, el Amazonas,
el Golfo de México e incluso el valle del Mississipi, mientras que
por el este alcanzaban la costa oeste de Europa y Africa, el Mediterráneo
incluyendo Egipto, el Báltico, el Mar Negro y el Caspio. Por el norte
llegaban hasta Irlanda. Sus contactos culturales y de intercambio comercial
se realizaban incluso con China y la India.
La Atlántida según Donnelly fue el verdadero mundo antediluviano;
el Edén; los jardines de las Hespérides; el monte Olimpo de los
griegos; los Campos Elíseos, etc. y, en definitiva, la memoria planetaria
de un gran país donde la humanidad vivió durante mucho tiempo en
paz y desarrollo pleno.
Acorde con los presupuestos del autor, las mitologías de Egipto y Perú
estaban ligadas a la religión genuina de la Atlántida, que era fundamentalmente
de base solar.
La colonia más antigua de los atlantes estaba en Egipto, donde esta
cultura había sido levantada en buena medida a imagen y semejanza de
la antigua Atlantis.
La opinión de Donnelly era que los instrumentos de la Edad del Bronce
en Europa eran originarios de la Atlántida. Los atlantes fueron también
los primeros en fabricar hierro.
La Atlántida fue igualmente el punto de proveniencia de las naciones
arias o indoeuropeas, así como de los pueblos semíticos. En cuanto
al lenguaje, Donnelly dice que el alfabeto de la Atlántida está
en los orígenes del alfabeto fenicio, padre de todos los alfabetos
europeos. El lenguaje atlante se expandió desde Atlantis hasta los
mayas de América Central.
En el cataclismo que provocó la desaparición de la Atlántida
por el océano, prácticamente todos sus habitantes perecieron. Unos
pocos escaparon en barcos y balsas, llegando tanto al este como al oeste
con el relato de lo que había sucedido. De ahí provienen las diferentes
leyendas y registros sobre el gran Diluvio que se encuentran tanto en
las culturas del este como del oeste del Atlántico.
El gran desacuerdo de base entre los planteamientos de Donnelly y las
críticas que posteriormente le hicieron los arqueólogos, entre otros,
fue lo siguiente.
Donnelly se sustentó en lo que en antropología se conoce como "teoría
difusionista", que es algo así como dar un origen común a las culturas
y civilizaciones que son parecidas, similares o análogas entre sí.
Por tanto, como suele ocurrir con la visión más esotérica del
saber humano, no se piensa que existan las casualidades o las correspondencias
fortuitas. En tal sentido, Donnelly consideró que las similitudes asombrosas
entre las pirámides y centros ceremoniales de México, Egipto y Oriente
Medio se debían a que estas culturas se sustentaron en cimientos comunes,
es decir, atlantes.
En cambio, la mayoría de los arqueólogos oficiales actuales se decantan
a favor de la teoría de la convergencia, que sustenta que las diferentes
culturas tienen inclinación a evolucionar de una manera semejante,
aunque entre sí no se hayan relacionado de manera directa.
Por el contrario, Donnelly interpretó algo más que simples correspondencias
sin hilo conductor en aperos de labranza muy similares en Suiza y en Africa
de la Edad del Bronce, o en los signos de escritura de civilizaciones
tan dispares como la azteca y la china. Según su punto de vista, no
era lógico pensar que la Edad del Bronce se hubiera transmitido de
Europa a América a través de casi 6.000 kms. de mar vacío. Más
bien, al contrario, él no sólo pensó que el continente de la
Atlántida sirvió de puente entre Europa y América, sino que la
civilización atlante fue el principal foco de irradiación hacia
estos dos continentes durante la Edad del Bronce.
Si bien es evidente por el momento la escasez de pruebas irrefutables
en cuanto a la existencia de la Atlántida, las que apuntan a un sí
de su existencia no son leves. Por ejemplo, uno de los acontecimientos
más impresionantes de la historia de la arqueología se encuentra
posiblemente ligado al cataclismo que acabó con la existencia de la
antigua Atlántida.
En 1.933, el popular clarividente Edgar Cayce dijo lo siguiente en estado
de trance: "en la porción hundida de la Atlántida o Poseidia puede
aún descubrirse parte de los templos bajo el fango acumulado por tantos
siglos en el mar, cerca de lo que llaman Bimini, frente a las costas de
Florida".
En 1.968 un equipo de buscadores submarinos realizó un sorprendente
hallazgo: nada menos que algo parecido a una construcción de 580 metros
de largo y con forma de una especie de letra J, hecha de enormes piedras
rectangulares que descansaban en el fondo, a un kilómetro aproximadamente
de Paradise Point, en Bimini Norte, una de las islas de las Bahamas.
Muchos de los arqueólogos oficiales se apresuraron a decir que aquello
era una formación natural, pero hubieron otros que continuaron perseverando
y que avanzaron mucho más los trabajos y estudios, animados por atlantólogos
y arqueólogos aficionados. Hasta fechas bastante recientes ha sido
el Doctor David Zink el que ha llegado más adelante con el tema. El
se interesó por el descubrimiento de Bimini cuando daba clases de inglés
en una academia de las Fuerza Aéreas de los Estados Unidos.
Desde 1.974 Zink ha sido el director de numerosas expediciones submarinas
junto a Bimini Norte y los resultados de los que ha pasado informe resultan
harto interesantes.
Por ejemplo, un trozo de mármol muy desgastado que podría perfectamente
ser una cabeza esculpida. También habló de una piedra labrada y
con los bordes machihembrados. Machihembrar hace referencia a la unión
de dos piezas tabloides por sus cantos, realizando una hendidura en uno
de ellos para que encaje el saliente de la otra.
También Zink describe el descubrimiento de pautas geométricas en
la colocación de las piedras en el lecho marino, con referencias astronómicas
y astrológicas a las siete estrellas de la constelación de las Pléyades.
En definitiva, para Zink no existe ninguna duda de que las piedras halladas
fueron esculpidas o colocadas por manos humanas, a la vez que no se pueden
asimilar a ninguna de las culturas conocidas.
Como ya veremos más adelante, más que pensar que la Atlántida
extendía su territorio casi hasta Florida, se sospecha que la zona
del Golfo de México y del Mar Caribe pudieron haber sufrido un gran
hundimiento de tierras debido al mismo fenómeno que causó la desaparición
del continente Atlantis.
De los más de 10.000 libros y artículos que se han escrito sobre
la Atlántida, uno de los más fascinantes y documentados es el de
Otto Heinrich Muck, titulado El Secreto de la Atlántida, el cual fue
publicado en 1.976 en Alemania, 20 años después de su muerte. Muck,
nacido en Viena, tuvo un enorme curriculum como efectivísimo ingeniero,
pues a su nombre poseyó más de 2.000 patentes registradas.
Contribuyó a perfeccionar los submarinos en la segunda guerra mundial,
para que estos pudieran estar sumergidos bajo el mar durante varias semanas.
También fue un componente del equipo de investigaciones que creó
las bombas volantes V-1 y V-2, que en sí fueron los primeros proyectiles
dirigidos. Sus conocimientos llegaron incluso a abarcar una buena cantidad
de las ciencias modernas (geología, historia, matemáticas, etc.),
pero nosotros hablamos de él aquí por el enorme interés que le
generó el tema de la Atlántida.
Muck se detiene bastante en la cuestión de cómo conciliar los conocimientos
de la arqueología y la historia modernas con la posible existencia
de la Atlántida, y en cuanto a ello aporta interesantes cuestiones.
Una de ellas es el hecho de que en los tiempos de la Atlántida una
buena porción de Europa estaba cubierta de nieve y hielo, pues se piensa
que ese período de glaciación comenzó a retroceder en el año
10.000 antes de Cristo aproximadamente. Muck aquí interpreta que la
propia situación de la Atlántida impedía que la Corriente del
Golfo, que como sabemos es cálida, calentara como hoy lo hace a las
costas de Europa. Por el contrario, esa Corriente del Golfo era la que
bañaba por entonces a la isla-continente Atlántida dándole el
clima templado del que precisamente Platón habla.
Pero recordemos algo acerca de la Corriente del Golfo o Gulf Stream. Esta
se debe a la mayor velocidad que poseen los puntos de la tierra situados
a la altura del Ecuador. Es decir, debido al fenómeno de la rotación
de la tierra sobre su propio eje en 24 horas, una persona situada exactamente
sobre el Ecuador recorre en 24 horas unos 48.000 kms. (radio de la Tierra),
lo cual hace 2.000 kms/hora, mientras que según nos acercamos a alguno
de los dos polos, la velocidad es menor. Recordemos además que la Tierra
gira de oeste a este y que por ello nosotros vemos al Sol moverse aparentemente
alrededor de nosotros en sentido contrario, es decir, de este a oeste.
Pero si visualizamos al océano Atlántico, veremos que con las masas
de agua ha de suceder lo mismo. Esto significa que las masas de agua que
están en el centro del Atlántico van más deprisa que las que
están situadas más cerca de los polos. Así, las aguas de la zona
ecuatorial del Océano Atlántico debido a su inercia se dirigen hacia
las costas americanas, fundamentalmente hacia el Mar Caribe y el Golfo
de México. Este efecto es el que genera precisamente la dinámica
de corrientes en el Océano Atlántico, con una corriente llamada
Ecuatorial que va de este a oeste y que "rebota" en el Golfo de México
para constituir la Gulf Stream, la cual sale de México con una temperatura
de unos 30º y progresivamente se va haciendo más templada hasta
llegar a bañar prácticamente todas las costas de Europa.
En la figura correspondiente podemos observar las zonas isotermas (de
similar temperatura) en el planeta, las cuales están catalogadas para
los 30º centígrados, 20º, 10º, 0º y -10º, entendiendo
que ellas se refieren a las temperaturas medias registradas durante el
año en esas franjas. En ese gráfico se puede observar la importancia
capital de la corriente del Golfo para Europa, pues sus zonas isotermas
son más cálidas que las de las costas del oeste de Norteamérica,
es decir, en el continente europeo las bandas se encuentran más desplazadas
hacia el norte. Pero gracias a los modernos métodos científicos
hoy en día no sólo podemos conocer las zonas isotermas actuales
del planeta, sino también las de épocas pasadas.
El método que lo hace posible es el análisis de los estratos sedimentarios
de las tierras de los diferentes lugares. Como sabemos, las capas de tierra
más profundas corresponden a épocas más antiguas, tanto más
cuanto mayor sea la profundidad.
Analizando los restos de plantas presentes en cada uno de esos estratos
se establece una relación entre edad del estrato y tipo de vegetación
existente. Como las diferentes especies vegetales son distintas según
las temperaturas medias, este sistema nos va a indicar qué temperaturas
medias existían en ese momento y ese lugar del pasado, con lo cual
se pueden hacer gráficos de zonas isotermas para diferentes épocas
geológicas pretéritas del planeta.
Precisamente hace unos 11 mil años (9.000 a. J.C.) terminó la última
glaciación (de Würm).
Los geólogos hablan de cinco glaciaciones durante el cuaternario (último
millón y medio de años de la Tierra) y la de Würm es la única
que ha ocurrido durante el cuaternario reciente, que es el subperíodo
del cuaternario que llega hasta nuestros días. Durante esa glaciación
los hielos o zonas muy frías se encontraban mucho más al sur en
Europa que hoy en día, con lo que las zonas isotermas estaban muy desplazadas
hacia el área cercana al Mediterráneo. Incluso en la Península
Ibérica llegaron a haber glaciares.
Esto coincide con la versión de Muck, y también con la fecha dada
por Platón para la destrucción de la Atlántida.
Por todo ello, la consecuencia de la desaparición de la isla atlante
fue la posibilidad de que la Corriente del Golfo alcanzara sin impedimentos
las costas de Europa, lo cual generó hace unos 11.000 años la rápida
finalización de la última glaciación.
La corriente cálida del Golfo hoy es vital para Europa, pues sin ella
su clima sería mucho más frío y seco.
Muck encuentra una clara relación entre esta cuestión de la Atlántida
y la Corriente del Golfo, por un lado, con las extrañas costumbres
de apareamiento de las anguilas de Europa. Estas anguilas nacen en el
mar de los Sargazos, que está al sudoeste de las Azores.
Este es el mar que está en el centro del remolino de corrientes del
Atlántico, es decir, circundado por la corriente marina Norecuatorial
y por la Corriente del Golfo. Todo lo que va a parar a este mar de quietud
se queda ahí y multitud de objetos y hasta de basuras se van acumulando
progresivamente.
Por tanto, la puesta de los huevos de las anguilas se realiza cerca de
las Bermudas. Se supone que una vez realizada la fecundación los adultos
mueren. De los huevos nacen unas pequeñas larvas transparentes en forma
de hojitas, llamadas leptocéfalos. Estas pequeñas larvas se dejan
llevar por la corriente del Golfo a pesar de los peligros que hay en el
camino, tales como los depredadores marinos, llegando por esta causa un
mínimo porcentaje del total a su destino. Este viaje dura nada menos
que 3 años y, una vez en Europa, remontan los ríos. En ese momento
sufren una gran transformación, pues se hacen casi cilíndricos y
se forma la aleta dorsal. En esta fase se les denomina angulas, subiendo
los ríos en grandes bancos. Más tarde, cuando tienen 12 o 13 años
de vida cambia su color a negro plateado, les salen pequeñas escamas
y aumentan de tamaño. Ahora se llaman anguilas plateadas, están
próximas a la madurez sexual y descienden al mar.
Atraviesan de nuevo todo el océano Atlántico hasta llegar nuevamente
a la fosa de las Bermudas, que es su zona de puesta de huevos. En este
viaje de regreso sólo tardan cuatro meses. Aunque está demostrado
que las anguilas necesitan el agua dulce para alcanzar su madurez sexual,
no parece lógico un viaje tan largo para las crías exponiéndose
a tales peligros. Esta poco apta para la supervivencia costumbre tiene
una explicación clara según nuestro interesante autor: en su memoria
instintiva estos peces todavía conservan, por así decirlo, el "mapa"
del Océano Atlántico con la Atlántida incluida.
Así, la Atlántida, que estaba mucho más cerca del mar de los
Sargazos, daba cobijo con sus ríos a las anguilas, protegiéndolas
de sus mortales enemigos los depredadores. Así, todavía hoy siguen
buscando la protección de los ríos del "primer continente que se
encuentra viajando hacia el este". Otra cuestión interesante que citó
Muck es que ciertas aves durante su migración a través del Atlántico
se quedan durante unas horas sobrevolando una zona vacía en el océano.
Un problema que trató de resolver Muck es que si la Atlántida efectivamente
existió, lo lógico sería pensar que algunos restos de su avanzada
civilización hubieran quedado en Europa. Pero en esa época según
la historia y la arqueología oficiales habitaba en Europa el hombre
de Neanderthal, que supuso un nivel clásico de la edad de piedra, es
decir, con toscas armas y poco avanzada cerámica.
En cambio, Muck pretende explicar con su teoría la escasamente clara
aparición del hombre de Cro-Magnon, que dejó en Francia y España
vestigios de joyas, armas, pinturas de cierta perfección, etc. Según
Muck, la arqueología no deja claro cuñal es el origen del Cro-Magnon,
y cómo es que éste podría haber surgido directamente del Neanderthal.
Para este autor, los Cro-Magnon dejaron rastros suficientes para pensar
que venían del oeste subiendo a lo largo de los ríos. Ellos físicamente
eran más altos, esbeltos y de piel rojiza, y tradicionalmente los atlantes
se han asimilado a la raza roja. Para Muck ellos eran atlantes o descendientes
de los atlantes, después del trauma y la caída cultural colectiva
que supuso la destrucción de Atlantis. Para nuestro autor los más
inmediatos descendientes de los atlantes en el continente americano eran
los indios pieles rojas. A su vez, este autor tampoco pasa por alto las
similitudes culturales y de raza existentes entre los pueblos de las dos
orillas del Atlántico. Es lógico pensar que la Atlántida, por
su posición privilegiada y por su nivel de civilización, obtuvo
un grado importantísimo de influencia sobre muchas zonas de los tres
continentes próximos: América, Africa y Europa.
Las analogías entre las pirámides de Centro y Sudamérica con
las de Egipto fueron motivo de meditación para Muck.
También citó los paralelismos específicos entre los mayas constructores
de pirámides y los vascos. Incluso en sus gustos deportivos parecen
tener mucho en común. Los antiguos mexicanos dedicaron lugares privilegiados
en sus ciudades para el juego de la pelota, y la afición de los vascos
por este deporte es más que evidente aún hoy en día.
En cuanto a la fisiognomía, tanto los mayas como los vascos poseen
el perfil aguileño, y en lo que respecta a la lengua vasca, no parece
muy cierta la teoría de que sea sencillamente una lengua "única
e independiente". Así, Muck menciona en su extraordinario libro que
un cura misionero vasco se llevó una tremenda sorpresa al llegar a
una lejana aldea de mayas puros en Guatemala, pues ellos entendían
al padre cuanto éste les hablaba en vasco.
Con respecto a sus costumbres agrícolas, tanto los vascos como los
mayas usaban layas, que es algo así como una especie de tenedor de
dos puntas, en vez del típico arado.
1.3. TEORIAS SOBRE LA DESTRUCCION.
Según el francés Serge Raynaud de la Ferriere, fue un cambio en
el eje de la tierra el que coincidió con la destrucción de la Atlántida.
En ese entonces el polo terrestre estaba orientado hacia las Pléyades
(las Hijas de Atlas), constelación generalmente llamada "las Atlántidas",
cercana a Vega.
Las Xibaldaides, como se les llama también a "las Atlántidas", son
mencionadas muy a menudo en las tradiciones americanas referentes al cataclismo.
Recordemos que también Zink realizó descubrimientos importantes
en cuanto a referencias en las piedras sumergidas en relación con las
Pléyades.
Pero la teoría de Muck es realmente una de las más congruentes y
completas para encajar este rompecabezas. Según él, existen evidencias
más que suficientes para pensar que fue un asteroide que colisionó
con la tierra el que generó la destrucción de la Atlántida, aparte
de una serie de efectos paralelos no poco importantes.
En 1.930 se llevó a cabo un reconocimiento aéreo completo con fotografías
de todo el territorio de los EEUU para realizar unos planos destinados
al catastro. Al norte de la península de Florida y dando al Océano
Atlántico se encuentra la ciudad de Charleston, en el estado de Carolina
del Sur. Al norte de esta ciudad hay unas tierras de cultivo muy buenas,
diríamos que excelentes. Los propios agricultores que las trabajan
las consideran diferentes a las demás. Ellos las denominan bays (bahías),
pues son como dunas curvadas o semicirculares. Vistas desde el aire estas
bahías son óvalos. Se observan cosas interesantes en esta especie
de dunas semicirculares. Por un lado, se ve claramente que son el producto
del impacto de algo que vino de arriba y ello hizo que ciertas capas un
poco más profundas de la tierra se mezclaran con los estratos superficiales.
Además, existe en ellas una ligera radiactividad que favorece también
el crecimiento de las plantas. Para los científicos está claro que
esta zona constituye un campo de caída de un enjambre de meteoritos,
lo cual sucedió en tiempos pre-históricos.
Observando las fotografías aéreas se comprueba que esta zona terrestre
plagada de impactos de meteoritos adquiere en su conjunto una forma ovalada,
pero esa elipse se completa al juntarla con una zona ya situada dentro
del mar.
Y así es, efectivamente, frente a las costas de Charleston se definen
en su lecho hasta más de tres mil cráteres de forma ligeramente
ovalada y que poseen además todos ellos por el lado del sureste una
pared algo más prominente. Pero no se ha de confundir este tipo de
cráteres con los que hay en la Luna, por ejemplo. En los cráteres
meteoríticos de nuestro satélite se observa un gran desorden en
su enorme cantidad de impactos, pues hay muchos que están sobrepuestos
con otros y esparcidos de una manera muy irregular. Ello indica que los
cráteres lunares han sido el resultado de muchos millones de años
de impactos meteoríticos.
En cambio, lo que ocurre en Charleston y en sus costas es bien diferente,
pues queda claro que el susodicho enjambre de viajeros celestes hizo colisión
con la superficie del mar y la tierra prácticamente con simultaneidad
y provenientes todos desde la misma dirección. Ello lo demuestra también
el hecho de que los pequeños cráteres en conjunto conforman un gran
óvalo o elipse. Para Muck esto fue fácil de interpretar, debido
a su experiencia en cohetes, misiles y demás. La conclusión fue
simple: estos cráteres fueron abiertos por algo -rocas evidentemente-
que llegaron desde el aire y desde el lado opuesto a la situación de
los rebordes más prominentes. Así, fragmentos del asteroide provenientes
del noroeste impactaron en esta zona dejando el lecho marino realmente
acribillado.
Pero la cuestión no quedó sólo en una serie de impactos secundarios,
lo cual habría quedado un tanto incompleto sin la detección del
"principal culpable" del cataclismo.
Más lejos del punto comentado anteriormente, es decir, más adentro
en el mar, se localizan dos depresiones gigantes que son conocidas comúnmente
como la Fosa de Puerto Rico, con nada menos que 9.220 m. de profundidad
desde el nivel del mar (las más profundas del Atlántico) y 720.000
kms. cuadrados de superficie. Tengamos en cuenta que el lecho Atlántico
por lo general posee unos 4 kms. de profundidad, excepto en la zona de
la Dorsal Atlántica, donde tiene entre 3'5 kms. y 1 km de hondo. Probablemente
sea un poco difícil imaginar la potencia del impacto de esos grandes
pedazos, los cuales alcanzaron el fondo del mar con la suficiente fuerza
como para perforarlo. En todo el desarrollo de su libro Muck insistió
en tomar totalmente en serio los planteamientos de Platón. Es decir,
muchos autores anteriores a él, incluso atlantólogos, habían
interpretado las descripciones de Platón como algo en general, pero
no en todos sus detalles.
Así, algunos pensaron que en realidad la Atlántida se localizó
en el Mediterráneo. Por ejemplo, en 1.939 el arqueólogo griego Spyridos
Marinatos propuso que la Atlántida fue en realidad la isla Egea de
Thera, que fue destruida parcialmente por una erupción volcánica
en 1.470 a. J.C. y que se sitúa a 100 Kms. al norte de Creta. Este
acontecimiento pudo provocar la catástrofe para una parte de la civilización
minoica, que en esa época todavía era floreciente. En ese acontecimiento
hubo torrente de cenizas, erupciones volcánicas, terremotos y maremotos,
con lo que la hipótesis podía dejar ciertamente a muchos satisfechos.
Pero ese no fue el caso precisamente de Muck, cuya inspiración era
encontrar una teoría coincidente con Platón prácticamente en
su totalidad.
Precisamente el filósofo griego habló de "una desviación de las
estrellas en su curso y la destrucción por el fuego de todas las cosas
sobre la tierra". Para Muck el asteroide provenía seguramente del grupo
Adonis, que tiene órbitas de giro en torno al Sol con un grado de excentricidad
preocupante sobre todo para planetas interiores del sistema solar como
es el caso de la Tierra.
Según los fascinantes y certeros cálculos de Muck, el asteroide
A -como él lo llamó- debía tener unos diez Kms. de diámetro,
acorde con sus observaciones de los cráteres del fondo oceñnico.
A 400 Kms. de altura el asteroide comenzó a despedir el resplandor
rojizo del hidrógeno ardiendo, siendo su dirección como ya se había
dicho proveniente del noroeste. Dejó tras de sí una estela de gases
incandescentes de 30 a 50 Kms. de largo. En cuestión de dos minutos
entró en la parte más condensada de la atmósfera terrestre y
estalló. Muck habla del "gran estallido", que supuso una explosión
de increíbles dimensiones. Debido a ello el asteroide se dividió
en cuatro partes, cada una pesando miles de millones de toneladas, que
cayeron al mar. Dos de ellas generaron la Fosa de Puerto Rico y sus pedazos
más pequeños alcanzaron las costas de Carolina.
Los otros dos grandes fragmentos penetraron la corteza terrestre en uno
de sus puntos sensibles, la Dorsal Atlántica, poniendo en acción
esta zona con sus volcanes.
Muck calculó que la fuerza explosiva del choque del meteoro contra
la Tierra equivalió a 30.000 megatoneladas de nitroglicerina, equivalente
a la de 3.000 bombas H medianas. La Dorsal Atlántica se puede observar
según los mapas oceanográficos como una gran cadena montañosa
de unos 2.700 m. de altura que va desde Islandia hasta la plataforma antártica.
En la zona de las Azores, precisamente, la cadena atlántica forma una
masiva altiplanicie de 1.100 kms. de largo por 400 kms. de ancho. En esta
región existen montañas volcánicas al norte y algunas cimas sobresalen
en la superficie, formando el archipiélago de las Azores, el cual por
lógica ha de ser el resto más genuino del continente atlante. El
tamaño y la forma de esta meseta submarina es muy similar a lo que
se describía acerca de la Atlántida, con montañas al norte y
con una superficie aproximada de 450.000 kms. cuadrados, es decir, similar
a la de España.
Si tenemos en consideración que la Dorsal Atlántica es uno de los
puntos sensibles del planeta según la teoría de la tectónica
de placas o de deriva de los continentes (véase más adelante), podremos
imaginar la posterior activación que se produjo de su serie de volcanes
submarinos, así como terremotos y maremotos que fueron más que suficientes
para destruir en pocas horas a la isla-continente.
Teniendo en cuenta la posición de la meseta submarina de las Azores,
se deduce que la isla-continente Atlántida estaba relativamente cerca
de la grieta que separa las dos grandes placas del Atlántico.
La Tierra está compuesta por varias envolturas superpuestas y concéntricas
y se suelen diferenciar cuatro capas: corteza, manto, núcleo externo
y núcleo interno.
La que ahora nos interesa conocer un poco más es la primera, llamada
corteza sólida o litosfera, que tiene un espesor variable dependiendo
del punto del planeta de entre 10 y 40 kms. de grueso, siendo mínimo
en el lecho oceñnico (10 kms.) y máximo en los continentes (40 kms.).
Está formada por un material rocoso de densidad 2'8 a 3 (en el núcleo
la densidad es entre 9 y 12). La corteza se llama también sial (sílice
y aluminio, sus principales componentes) y es de tipo granítico. La
parte más externa del manto se llama sima (sílice y magnesio) y
es de tipo cristalino, llegando hasta los 1.000 kms. de profundidad.
Por debajo de la corteza terrestre ya existen zonas de magma fundido.
Así, los continentes son como masas de sial flotando en el sima. Por
todo esto, podríamos comparar la Dorsal Atlántica con la soldadura
de un tanque de combustible o de gas a presión. Precisamente esta zona
es relativamente débil, porque es el producto de sucesivas "soldaduras",
las cuales se van generando por los consecutivos enfriamientos de los
materiales ígneos que lentamente van surgiendo del interior. Al entrar
en contacto con las aguas del Océano Atlántico el enfriamiento es
lógicamente más rápido.
La perforación del lecho marino por la caída de los meteoros gigantes
en esta zona es comparable a que uno de estos tanques recibiera un fuerte
impacto. Ello generaría no sólo una salida de la presión por
el orificio sino que la línea de soldadura, que posee una mucho menor
resistencia, se rasgaría.
Como consecuencia el contenido del tanque sale por la rotura a grandes
temperaturas. Lo mismo podía haber ocurrido con los grandes fragmentos
del meteorito. Después de producirse el enorme impacto, el magma no
sólo salió al océano por las perforaciones producidas, sino por
una buena parte de la Dorsal Atlántica. Esto supuso que la isla-continente
Atlántida perdiera su estabilidad y soporte, pues al perderse magma
por la grieta atlántica las dos placas colaterales oscilaron hundiéndose
un tanto en la zona de unión entre ambas. Recordemos que el apoyo del
sial es el sima.
Solamente los picos más altos del continente quedaron por fuera, que
son los que hoy en día constituyen las Azores. Muck escribe: "Toda
la isla se vio envuelta en una trampa de llamas".
Según continúa Muck, "de las profundidades surgió a las aguas
del Atlántico magma al rojo vivo y se generó vapor hirviendo que
subió con increíble velocidad. Trombas huracanadas coronadas por
nubes en forma de hongo subieron más arriba de la troposfera. Sobre
todo el área se formaron nubes de vapor y cenizas tan grandes como
continentes".
Esto que explica Muck está totalmente en línea con el hilo conductor
seguido hasta ahora, pues al abrirse en parte la grieta atlántica las
aguas del océano también intentaron penetrar hacia los adentros
de la tierra. Es decir, se evaporaron enormes cantidades de agua marina.
La causa, como conclusión, del hundimiento de la isla continente fue
precisamente la salida del magma hacia la superficie, lo cual generó
una depresión y por tanto un cierto hundimiento de las dos placas atlánticas
por el lado donde ellas se unen.
Incluso la cifra que había dado Platón sobre el tiempo que tardó
Atlantis en hundirse la vio Muck como muy exacta según sus cálculos:
"en un solo día pavoroso y una sola noche pavorosa". Parece claro que
en la zona del continente atlante no quedó nadie para contar lo que
había sucedido, con lo que los historiadores no se deberían sentir
inseguros a la hora de valorar algo del pasado que no tuvo la oportunidad
de dejar prácticamente ningún registro humano.
A la vez sucedieron otros varios cataclismos geológicos en prácticamente
todos los continentes, por ejemplo en la propia América, cuyo ángulo
nordeste sudamericano se inclinó hacia el Atlántico, mientras que
a la vez la región noroeste sudamericana se elevó sobre el Pacífico,
realzando lo que hoy en día son los Andes.
Es decir, debido al propio centro de gravedad de la placa, el lado atlántico
del continente americano se hundió quizás 30 o 50 metros, mientras
que el borde del Pacífico pudo subir hasta 3.000 metros o más.
Todavía en este continente, una gran parte de América Central se
hundió para formar el Golfo de México y el Caribe, con el rosario
de islas que contiene. Es relativamente fácil trazar la costa con una
línea dibujada a partir de Florida a las Bahamas, Santo Domingo, Puerto
Rico, las Antillas y la costa norte de Sudamérica.
Muck piensa que el gigantesco acontecimiento quedó plasmado en el calendario
maya. Así, el inicio de este calendario coincidiría precisamente
con la catástrofe, que según cálculos de algunos expertos fue
el 5 de junio del año 8.498 a. J.C. Aquel día el Sol, la Luna y
Venus estaban en línea, por lo que Muck pensó que esta conjunción
desvió el asteroide de su órbita cuando pasaba cerca de la Tierra.
Muck llegó incluso a fijar la hora del impacto alrededor de las 8 de
la noche según el horario de la longitud donde ocurrió éste.
La basculación de placas tectónicas que ocurrió en América
no sucedió con las placas de Europa y de Africa porque estos dos continentes
son mucho más anchos en el sentido oeste-este. Así, las costas de
Europa bajaron ligeramente y rompieron en algún punto. En cambio, las
placas americanas son más estrechas. Esa es la explicación por la
que en la cordillera de los Andes se encuentran en estratos de tierra
a 4.000 metros de altura restos fósiles de conchas marinas y de peces.
En cambio, la isla-continente Atlántida cayó quizás unos 3.000
metros hacia el fondo del mar. Platón hablaba de un pico de varios
miles de metros de altura en Atlantis, con lo cual por lógica hemos
de pensar que deben de existir actualmente montañas altas en las Azores.
Y así es, efectivamente, pues son varias las que pasan de los 1.000
metros de altura.
Los estudios con sonar que han realizado los soviéticos y los norteamericanos
en la zona donde se supone que estuvo Atlantis han demostrado la existencia
de relieves muy similares a los que describió Platón en relación
con el antiguo continente. Hasta tal punto es así que a esos relieves
se les ha ido bautizando con nombres como: cabo Platón, llanura Poseidón,
etc. y hasta le dedicaron otro accidente submarino a Aristóteles. En
general, al conjunto de la altiplanicie submarina le dieron la denominación
de Atlántida.
La nube de vapor que se elevó hasta considerable altura también
contenía productos mortales para la vida, generados por la ignición
de los materiales del propio cometa.
El diluvio de que habla la Biblia y los registros ancestrales de muchas
culturas antiguas se pueden relacionar con las enormes cantidades de agua
que se evaporaron y que por lógica posteriormente tuvieron que precipitar
de manera tumultuosa. Todavía el comentario de Platón acerca de
un mar de lodo que impidió la navegación pasadas las Columnas de
Hércules (Gibraltar), tiene según el hilo principal de exposición
una total lógica.
El autor avanza más y más hacia un panorama congruente al citar
la desaparición todavía no explicada de los mamuts, que vivían
por entonces en el norte de Asia, en Siberia, la cual estaba libre de
hielos. El número de estos animales era numerosísimo allí, incluso
de decenas de miles.
Lo interesante de la cuestión es que los primeros restos encontrados
fueron inicialmente fósiles, hasta que se comenzaron a descubrir animales
casi intactos enterrados entre los hielos de Siberia. Para que se produjera
una congelación en tan buenas condiciones de esos animales era necesario
que ésta fuera tremendamente rápida.
Además, la disección de estos animales tan bien conservados ha demostrado
que muchos de ellos tenían en su estómago comida que había sido
ingerida recientemente, con lo cual parece que la muerte y la congelación
que sufrieron fue súbita, quizás en un plazo de como máximo 2
o 3 días.
Según Muck, una nube tóxica repleta de gases mortíferos flotó
dejándose llevar por los vientos alisios para asfixiar hombres y animales
allí donde descendía. Esta nube cubrió lo que era el hábitat
natural de estos antepasados del elefante y los exterminó en cuestión
de horas, quedando muchos de ellos con la comida dentro de su aparato
digestivo.
El tipo de vegetales que conservaron en sus entrañas es una incógnita
para los científicos, pues era propio de una zona más cálida
que la actual Siberia, con lo cual se podría pensar que hubo un brusco
cambio de clima debido a una variación de la dirección del eje de
la Tierra. Igualmente, tampoco ellos han dado explicación a la forma
en que los mamuts quedaron congelados. Lo que sí ha quedado claro con
las pruebas del carbono 14 es que esos mamuts congelados vivieron hace
unos 12.000 años aproximadamente, lo cual también coincide con nuestro
argumento principal.
Respecto a por qué como humanidad no hemos conservado un mínimo
registro de lo que ocurrió, Muck calcula que nuestra especie tardó
unos tres mil años en recuperarse del cataclismo. Durante mucho tiempo
perduró sobre la Europa norteña una enorme nube de ceniza volcánica,
que filtraba enormemente los rayos del Sol.
Después de todo este período en el que prácticamente se bajó
de nuevo a los niveles de la barbarie, no fue hasta el año 5.000 a.
J.C. que se comenzó de nuevo a gestar lo que solemos entender como
civilización. De lo que fue y representó la Atlántida a esa época
sólo llegaron leyendas y vestigios muy deslabazados. Esto quitando
lo que se supone fue la continuación de la cultura de las colonias
atlantes, entre ellas la egipcia.
La doctora Asher, de la Universidad de los Angeles, dijo públicamente
que si la Atlántida en realidad había existido, tenían que haber
quedado una serie de restos en el lecho submarino en la zona en que aproximadamente
se supone estuvo el continente hundido, es decir, enfrente del Golfo de
Cádiz. La doctora pasó a los hechos y dirigió un equipo profesional
de exploración submarina que rastreó la mencionada zona.
Allí encontraron restos de columnas y caminos trazados en el fondo
del mar. La doctora Asher dijo literalmente: "Las únicas inmersiones
realizadas por mi grupo tuvieron lugar en aguas internacionales, a 17
millas de la costa y a lo largo de Cádiz, a unos 29 metros de profundidad.
Sobre una plataforma que databa de unos 7.000 años a. J.C. y que por
entonces se encontraba al nivel del mar, el equipo de la Asociación
Mediterránea de Investigaciones Atlánticas descubrió restos de
columnas, bloques de piedra y al parecer carreteras".
Según el equipo de estudiosos y profesores que estaba en relación
con la expedición, los restos hallados frente a la costa de Cádiz
no podían constituir parte de civilizaciones usuales para nosotros
y para la historia oficial, tales como la fenicia o la romana. Las fotografías
demostraban que el tipo de arquitectura era de unos rasgos bien diferentes
a los que se encuentran catalogados.
A finales de los años 70 el arqueólogo e investigador psíquico
de la Universidad de Cambridge T. C. Lethbridge, habló acerca de la
relación entre la Atlántida y Tartessos (la Tarshish bíblica),
cuya existencia algunos remontan hasta 6.000 años a. J.C. y más.
Tartessos estaba ubicada entre dos ríos en el sur de España, junto
a las columnas de Hércules (estrecho de Gibraltar). Lethbridge también
se interesó por otras muchas leyendas del norte de Europa que mencionaban
tierras desaparecidas, como la tradición bretona de la tierra de Ys,
el Tir Nan Og escocés, el Lyonesse de Cornualles, el Avalon de la historia
de Arturo, etc.
Si tratamos de hacer congruentes estos datos demostrados con el hilo fundamental
que hemos ido siguiendo, proponemos la siguiente versión. Si la catástrofe
fue de la magnitud que se supone, podemos imaginar que el hundimiento
de tierras se produjo en varios lugares ubicados en el entorno del escenario
fundamental. Es decir, los restos civilizados que se han hallado en las
costas de Cádiz perfectamente pueden indicar que parte de este golfo
también se formó como consecuencia del hundimiento de tierras, lo
cual no quiere decir que esta zona -presumiblemente Tartessos-estuviera
unida al continente Atlántida por tierra.
Esto es algo similar a lo que se puede sospechar en cuanto a los restos
bajo el mar hallados en la zona del mar Caribe, que confirman que existió
un gran hundimiento de tierras en lo que ahora es ese mar y el Golfo de
México. Por ello, tanto este último caso del Golfo de Cádiz como
el del mar Caribe se pueden considerar como efectos colaterales, aunque
ciertamente impresionantes.
Incluso, se podría considerar la posibilidad de hundimientos de tierras
en torno a las islas británicas e Irlanda.
Dicho de otra manera, el cataclismo afectó de forma seria a lo que
presumiblemente eran algunas de las colonias y zonas de influencia atlantes.
1.4. ¿ES CONGRUENTE LA EXISTENCIA DE LA ATLANTIDA CON LA TEORIA DE LA DERIVA DE LOS CONTINENTES?.
Esta es prácticamente la mayor pega que se podría poner a la teoría
de la existencia de la isla-continente Atlántida.
Pero hagamos un breve recordatorio acerca de lo que es la teoría de
la tectónica de placas o de deriva continental. El meteorólogo alemán
Alfred Wegener en 1.915 sacó a la luz su teoría y en esa época
se le tachó prácticamente de loco, no siendo hasta la década
de los años sesenta cuando los científicos encontraron suficientes
pruebas experimentales que corroboraban totalmente los presupuestos de
este autor.
Las teorías geológicas anteriores a Wegener dibujaban un núcleo
terrestre sólido rodeado de una corteza de plomo fundido y capas de
rocas cada vez más solidificadas, todo ello envuelto por una corteza
rígida y fina (litosfera).
En cambio, para Wegener la gran diferencia era concebir a la corteza como
móvil, aunque por supuesto con un lentísimo desplazamiento a lo
largo de millones de años.
El comenzó a elaborar esta teoría observando los dibujos de las
costas de los continentes. Si recortamos cada continente individualmente
nos daremos cuenta de que unos con otros pueden encajar con bastante facilidad.
Un caso muy típico es el de la costa del este de América con la
costa oeste de Africa.
Así, según Wegener en épocas muy remotas existía tan solo
un continente, al que él dio el nombre de Pangea.
Para este científico los continentes y las grandes islas se encuentran
cimentados sobre bloques más profundos que tienen forma de placas,
las cuales constituyen la litosfera (sial). A su vez, las placas "flotan"
en un mar semifundido de materia cristalina llamada sima. Las placas entre
sí están separadas por grietas.
Hay algunas grietas por donde lentamente surge hacia la superficie roca
fundida o magma, que obliga a esas dos placas a separarse un poco más.
Después esa lava se enfría y pasa a formar parte de las placas y
por tanto de la litosfera. Un ejemplo de este tipo de grieta es la Dorsal
Atlántica Central, que atraviesa el océano del mismo nombre de norte
a sur. Esta dorsal está plagada de innumerables volcanes submarinos.
De tal manera, el lecho o cuenca atlántica a ambos lados de esa grieta
es una losa de roca enfriada después de salir del sial. Esta cuenca
por supuesto se va haciendo cada vez más grande o más ancha a este
y oeste.
El problema de espacio en la superficie se arregla porque hay otras grietas
llamadas zonas de subducción, donde lo que ocurre es que una placa
se va metiendo por debajo de la otra por efecto de su propio peso, es
decir, de la gravedad. Este rozamiento de placas puede generar actividad
sísmica cuando la tensión acumulada entre las dos placas se libera
bruscamente. Así, el Océano Atlántico se va expandiendo a este
y oeste, empujando tres placas gigantes: norteamericana, sudamericana
y africana.
Wegener en realidad nunca se preocupó de la Atlántida y ni siquiera
la mencionó, pero muchos detractores de la civilización perdida
han usado la teoría de la tectónica de placas como excusa para dar
carpetazo a la cuestión con un resultado negativo respecto a su posible
existencia.
Lo curioso del caso es que muchos de los mapas o esquemas del primigenio
continente Pangea que se utilizan comúnmente para ilustrar las teorías
de Wegener, no coinciden con los que el propio autor de la teoría realizó
originalmente.
Pero la verdad acerca de la cuestión es que el propio Wegener, después
de muchos intentos, no logró hacer encajar los continentes del todo
y para ello él mismo, el padre de la teoría, dejó en medio un
gran lago, según su propia hipótesis. Podría ser un buen ejercicio
el que el propio lector recortara de un mapa mundi los continentes y jugara
con ellos tratando de encajarlos.
Es evidente que sí queda sitio más que suficiente para que hubiera
existido la Atlántida.
En realidad, la teoría de la tectónica de placas no invalida en
absoluto la teoría de la Atlántida desaparecida sino que, más
bien, indirectamente hasta podría apoyarla bastante.
La otra cuestión, aparte de si existía "hueco" o no para la Atlántida
en el primigenio continente Pangea, es la cuestión del motivo de la
destrucción del continente hundido.
Está claro que en la zona donde se piensa que estuvo la Atlántida
no existe ni hubo un motivo para el hundimiento de esta isla-continente
en relación con la teoría de la deriva de los continentes.
Es decir, la Atlántida no estaba cerca del equivalente de ninguna falla
de San Andrés, como ocurre con California, con lo que efectivamente
la propia teoría de la deriva continental nos ayuda a descartar la
hipótesis de un hundimiento generado por mecanismos "normales" dentro
de la dinámica normal terrestre. Aún cuando la Atlántida estaba
muy cerca o incluso rozaba la grieta atlántica, no hay que olvidar
que a partir de esa zona "se crea" litosfera tanto a este como a oeste.
Es decir, la grieta atlántica no es una zona de subducción donde
una placa se mete debajo de la otra y donde las tensiones acumuladas dan
lugar a fuertes y violentos terremotos.
En cualquier caso, es obvio que un terremoto normal no puede hundir así
como así una isla-continente, ni un maremoto y ni siquiera una serie
de erupciones volcánicas.
Esto nos ayuda en nuestras investigaciones, apoyando lo propuesto por
el preclaro Muck: el hundimiento del desaparecido continente se debió
a una catástrofe de grandes dimensiones ajena a los mecanismos normales
terrestres, puesto que estamos hablando de algo acontecido hace 11.000
años aproximadamente y no cien millones de años atrás, por ejemplo,
con lo que ya podríamos plantear la posibilidad de otros cambios geológicos
más abundantes en el pasado de nuestro planeta.
Así, la hipótesis (casi teoría) de la intervención de un factor
externo (del espacio exterior) está totalmente viva y coleando.
CAPITULO 2. LOS CELTAS
2.1. ANTECEDENTES HISTORICOS.
Aunque la discusión de los historiadores acerca de los celtas no parece
que vaya a terminar a corto plazo, parece probable que los celtas fueran
un pueblo de origen indoeuropeo. Ellos emigraron "buscando el hogar del
Sol" (de E a W) e introduciéndose cada vez más en Europa.
Inicialmente eran ganaderos nómadas, pero posteriormente se fueron
asentando en multitud de zonas europeas y se adaptaron a la vida agrícola,
siendo los inventores de herramientas tan importantes como el arado con
ruedas.
Según las leyendas de los celtas que alcanzaron Irlanda, su pueblo
vino huyendo de una gran catástrofe que desencadenó un terremoto
y una gran epidemia.
El nombre celta parece que procede de una raíz que significa "héroe".
La palabra celta hace su primera aparición escrita, que se sepa, en
la obra del geógrafo Hecateo, alrededor del año quinientos antes
de Cristo.
Aunque los historiadores consideran el inicio de los celtas como pueblo
en el llamado período Hallstatt, que abarca desde el 700 a.J.C. hasta
el 500 a.J.C., por otras fuentes orales y literarias se puede deducir
que los celtas existen como cultura diferenciada desde el año 2.000
a.J.C.
Como habíamos dicho, ellos habían llegado desde lo que hoy es la
Europa del Este y se puede afirmar que existieron dos grandes emigraciones
celtas principales y bien diferenciadas: * Los celtas de la tierra baja,
que provenían de la región de la desembocadura del Danubio (Rumanía
y Bulgaria). Ellos abandonaron sus prados natales alrededor del 1.200
a.J.C. y poco a poco realizaron su peregrinaje hacia Europa del Oeste
hasta llegar a los lagos de Suiza, el valle del Danubio en Centroeuropa
e Irlanda.
Este clan era muy hábil en el uso de los metales, trabajando con habilidad
el oro, el estaño y el bronce.
Esta era una comunidad eminentemente cultural, ganadera y agrícola,
con buenos talentos en la carpintería. Eran pacíficos por naturaleza
y se relacionaban en paz con los pueblos más atrasados, con los que
compartían su religión, el arte, las costumbres y los demás conocimientos.
Sin duda los celtas poseían un nivel cultural muy superior a esas otras
poblaciones.
Como dato curioso se puede comentar el hecho de que a pesar de ser un
pueblo ligado a la tierra, ellos no enterraban a sus muertos, sino que
los incineraban.
Este gran grupo celta fue probablemente aquél al que se denominó
como los "hiperbóreos", y al respecto es bueno visualizar a la Europa
de aquellos tiempos, la cual era algo así como un inmenso bosque en
un gran tanto por ciento de su superficie.
Estos celtas eran, a diferencia de los pueblos con que se encontraban,
una cultura de tipo solar, mientras que sus vecinos eran de tónica
matriarcal o lunar.
El segundo gran grupo celta hizo su aparición poco después del primero
y se centró en la orilla sur del Rhin en el siglo VI a.J.C. Ellos procedían
de las zonas montañosas de los Cárpatos y los Balcanes.
Este era un pueblo básicamente militar, por lo que era fácil encontrarlos
entre los mercenarios de los grandes ejércitos. Ellos fueron los saqueadores
de Roma y de Delfos, siendo por tanto uno de los grupos más importantes
de los que se ha dado en llamar los bárbaros. Como contraposición,
también se les reconocía su bravura y valor. Incluso hay quien piensa
que en este grupo también había una gran sensibilidad para la música,
la poesía y la filosofía.
Su sistema social era de castas muy marcadas y ellos enterraban a sus
muertos con complicadas ceremonias funerarias.
En síntesis, los celtas llegaron a sitios muy dispares en Europa: alcanzaron
al Asia Menor, atacaron los reinos helenísticos de la antigua Grecia,
se asentaron en Tracia, Italia, algunas zonas de España, la Bretaña
francesa, Centroeuropa y las islas Británicas. Uno de los asentamientos
arqueológicos más importantes de los celtas es el Hallstatt, que
está localizado en la región montañosa de la orilla occidental
del lago del mismo nombre y que está cerca de Salzburgo, en Austria.
Este yacimiento fue descubierto en el siglo XIX y ha revelado que la civilización
celta poseía un comercio muy activo con los griegos, los etruscos y
los romanos. Allí se han desenterrado objetos adornados con marfil,
oro y ámbar, así como piezas de cristal fenicio.
Durante el período de oro del dominio celta en Europa (siglos V y IV
a.J.C.), los celtas hicieron tres conquistas de las que salieron triunfantes:
-sobre el año 500 a.J.C. invadieron España.
- un siglo más tarde combatieron con los etruscos por la conquista
del norte de Italia.
- se asentaron también en la Galia francesa.
Los celtas de esta última zona fueron posteriormente una de las plazas
más difíciles de conquistar para Julio César.
2.2. ASPECTO FISICO Y PSICOLOGIA.
El aspecto físico de los celtas era: altos, fuertes, de ojos claros
y con pelo rubio o rojizo. La piel era clara.
Hacían todo lo posible por mejorar su ya de por sí buen aspecto
físico y para ello se lavaban el cabello con agua de manzanilla, lo
cual le daba un tono más claro y lo fortalecía. El historiador Estrabón
decía que su afán por el cuidado del cuerpo era tan grande que a
todo hombre joven cuya cintura superara un cierto tamaño debía de
pagar una multa.
Usaban joyas y colores vivos en sus vestimentas, usando frecuentemente
el oro, incluso espolvoreado sobre las ropas en el caso de las personas
de alto rango.
El temperamento era de un tipo fuego-aire (véase tema en Astrología),
es decir, temperamental y a la vez intelectual. El oro lo usaban en las
armaduras, en los vestidos y, por supuesto, en las ceremonias y los templos.
En síntesis, el pueblo celta era de naturaleza generosa, extrovertida,
altamente artística y hedonista, lo cual contrastaba con su obediencia
y disciplina hacia sus líderes espirituales o druidas, los cuales eran
los portadores de la magia y la sabiduría.
Para encontrar los vestigios más puros de los celtas deberíamos
de viajar a Irlanda, que nunca fue conquistada por los romanos y que se
mantuvo independiente hasta finales del siglo XII, aunque la cultura celta
pervivió intacta durante más tiempo.
Por otra parte, muchos de los datos históricos sobre los celtas provienen
de los romanos. Julio César luchó contra ellos en la Galia y los
describió como muy duros en el combate aunque se hundían fácilmente
tras la derrota. También según este emperador enemigo del pueblo
celta, ellos eran muy supersticiosos ya que en todos los asuntos de su
vida seguían las indicaciones de los druidas y consideraban como el
peor de los castigos ser excomulgados de su religión.
Los celtas galos eran aguerridos y apasionados, al tiempo que generosos
y confiados, por lo que se les podía engañar con ardides.
Daban una gran importancia a la cultura y establecían centros de educación
y cultura en cada pueblo o aldea.
La mujeres eran fuertes y de gran coraje, al tiempo que buenas madres.
Los druidas eran el máximo poder para los celtas, lo cual está confirmado
tanto por las fuentes romanas como por las irlandesas. Todos los asuntos
de gobierno y espirituales estaban sometidos a su discernimiento.
2.3. LOS DRUIDAS.
Eran a un tiempo sacerdotes y gobernantes, ya que su autoridad era respetada
totalmente.
Todo el que quisiera acceder a la Iniciación druídica debía asistir
a los colegios que a tal efecto tenían.
Las comunidades de sabios se ordenaban de la siguiente forma:
A. A la cabeza se encontraban los DRUIDAS, que ejercían el papel de
líderes espirituales, jueces, magos, filósofos y consejeros de los
jefes.
La Iniciación de los Druidas tenía 5 grados, al igual que la de
los egipcios, y esos eran los siguientes, enumerados de mayor a menor
rango:
A.1. DRUITHS BRETONES Y GALOS.
A.2. DROTTS.
A.3. ASES.
A.4. VARAIGHES.
A.5. ESLAVOS.
B. A los druidas seguían los OVATOS, que eran los doctores o portadores
de los conocimientos, algo así como los catedráticos de aquella
cultura.
C. Por último estaban los BARDOS, que haciendo uso de la poesía
y de la música enaltecían a los soberanos y preservaban de forma
oculta fragmentos del conocimiento celta a modo de cuentos, canciones,
rimas, leyendas, etc.
Los DRUIDAS tenían mayor poder que los reyes a los que servían y
eran tan respetados que nunca portaban armas, pudiendo atravesar territorios
en los que distintas tribus estuviesen enfrentadas sin ningún temor
a ser agredidos.
Ellos tenían tal dominio de la palabra que se afirmaba que con el simple
uso de ésta podían derrotar a los enemigos o fortalecer a los amigos.
La fuente de su conocimiento y de su magia se encontraba encerrada en
la naturaleza. Sus símbolos los extraían de la misma utilizando
a los animales y plantas, así como otros elementos naturales tales
como el mar, los rayos, las piedras, las montañas, las flores, los
ríos, las fuentes, los minerales, el Sol, la Luna, los planetas, las
entidades sutiles de la naturaleza...
Los druidas veneraban a los espíritus del agua con frecuencia, levantando
altares junto a arroyos, fuentes, ríos y lagos. Ellos encontraban en
los elementos de la naturaleza el medio justo y adecuado para invocar
y relacionarse con las fuerzas sutiles del cosmos, no necesitando de representaciones
antropomórficas (con forma humana) para realizar sus rituales. Por
el contrario, ellos conocían los nombres secretos para invocar a las
entidades sutiles de la naturaleza, con lo que su mística, su religión
y su magia son conocidas como "guardianas del rayo verde".
Cuatro son las entidades elementales de la naturaleza, en correspondencia
directa con los 4 elementos astrológicos (ver en Astrología):
A. GNOMOS.
Son los guardianes del elemento tierra, el cual comprende las rocas, las
tierra, los minerales, las piedras preciosas y cristales, el humus de
la tierra, las montañas... Los gnomos son pequeños, muy longevos,
constantes, trabajadores y testarudos, rehuyendo por lo general al ser
humano debido a su "introversión".
B. ONDINAS.
Entidades sutiles del agua, los arroyos, los lagos, las fuentes...
Destacan por su dulzura y gracilidad, emitiendo bellos cantos en consonancia
con la música del agua.
No soportan la suciedad, los malos olores, la agresividad ni la música
estridente.
C. SILFOS Y SILFIDES.
Entidades masculinas y femeninas respectivamente, protectoras y dinamizadoras
del aire, los vientos, el trueno, los sonidos...
Se destacan por su curiosidad, su rapidez, su viveza y sus cambios aparentes
de forma, sirviendo de conexión cuasi inmediata entre los diferentes
elementos naturales.
D. SALAMANDRAS.
Están en los volcanes y en el fuego, pudiendo por su gran energía
avivar este último sin demasiado control, con lo que para el druida
es el elemento con el que hay que tener más cuidado y precauciones.
Todo el saber druídico se transmitía oralmente, nunca por escrito,
y para protegerlo utilizaban un alfabeto secreto que sólo ellos conocían
y con el cual se comunicaban mutuamente: el OGHAM.
En total ese alfabeto poseía 25 letras, relacionada cada una de ellas
con el nombre de un árbol, de una planta o de algún elemento concreto
de la naturaleza.
Sus rituales y ceremonias estaban también condicionados por los ciclos
naturales: las estaciones, los ciclos astronómicos, etc. Así, cada
letra del alfabeto poseía un significado múltiple que remitía
a un conjunto de símbolos y pensamientos relacionados con la interpretación
celta del mundo, la naturaleza y el universo. Entre los privilegios que
tenían los druidas estaban el no realizar labores militares ni pagar
impuestos, con lo cual su dedicación era exclusiva a las cuestiones
que les competían directamente.
Aparte del conocimiento mágico también contaban con el científico,
utilizando para ello elementos tan avanzados para su época como el
telescopio, según menciona Diodoro Sículo, lo cual dio lugar a la
superstición de que los druidas eran capaces de atraer la magia de
la Luna ensanchando su luz.
2.4. LOS SIGNOS DEL ALFABETO OGHAM O ALFABETO ARBOREO.
Los druidas colocaban una raya vertical para escribir sus signos de lenguaje
secreto, los cuales nosotros ponemos a continuación en la primera columna
del cuadro. En la segunda situamos ponemos las letras actuales correspondientes.
En la tercera colocamos el nombre celta de la letra y el elemento de la
naturaleza en relación.
B | BETH: | ABEDUL. |
L | LUIS: | SERBAL. |
F | FEARN: | ALISO. |
S | SAILLE: | SAUCE. |
N | NION: | FRESNO. |
H | HUATHE: | ESPINO BLANCO. |
D | DUIR: | ROBLE. |
T | TINNE: | ACEBO. |
C | COLL: | AVELLANO. |
Q | QUERT: | MANZANO. |
M | MUIN: | VID. |
G | GORT: | HIEDRA. |
Ng | NgETAL: | CARRIZO. |
Ss | STRAIF: | ENDRINO. |
R | RUIS: | SAUCO. |
A | AILIM: | ABETO BLANCO. |
O | OHN: | RETAMA. |
U | UR: | BREZO. |
E | EADHA: | ALAMO BLANCO. |
I | IDHO: | TEJO. |
CH | KOAD: | FLORESTA. |
TH | OIR: | EVONIMO. |
PE | UILLEAND: | MADRESELVA. |
PH | PHAGOS: | HAYA. |
XI | MOR: | EL MAR. |
2.5. RELIGION Y COSMOLOGIA.
Las divinidades principales de los druidas eran aparentemente dos, una
de carácter lunar y otra de tipo solar.
La divinidad lunar tenía tres manifestaciones, mientras que la solar
poseía dos caras, con lo que hacían un total de cinco manifestaciones
divinas.
Pero a continuación vamos a realizar un breve desarrollo para comprobar
que esta teología de los druidas era en realidad una mística con
una base monoteísta, es decir, considerando sólo un dios único
y principal, aunque éste luego pudiera manifestarse de varias formas:
-la divinidad lunar eran tres seres en uno, o una divinidad con tres caras
diferentes, que para el pueblo indicaban la muchacha doncella o soltera,
la virgen madre y la anciana o mujer sabia. Esto nos recuerda sobremanera
dos cosas: por un lado la triple diosa lunar Hécate de los griegos,
que representaba los tres niveles de vibración de la influencia de
la Luna; y, por otra parte, el concepto de la Trinidad de los cristianos.
Efectivamente, esta polaridad lunar o interiorizada de los druidas poseía
tres manifestaciones igualmente, es decir, las tres formas de desarrollar
lo divino internamente: la percepción del Padre, manifestado para los
druidas a través de la naturaleza; el seguimiento del sendero del Hijo,
a través de las enseñanzas de los sabios druidas; y el Espíritu
Santo, el desarrollo de la autoperfección personal.
La polaridad solar o exteriorizable de los druidas era doble, indicando
dos formas de actuar, ejercer acciones sobre la vida o generar causas
en el mundo circundante. Esa divinidad solar tenía una faceta benigna
y luminosa por una parte, mientras que por otra se manifestaba el mago
que maneja la obscuridad del reino de los muertos.
Así, la eterna lucha o polaridad entre el bien y el mal o entre la
magia blanca y la magia negra, está manifestada perfectamente en esas
dos maneras de ejercer el poder sobre el mundo circundante por parte del
mago diestro o por parte del mago siniestro, respectivamente.
Otro concepto fundamental para los druidas y sobre el cual no tenían
ninguna duda era el de la reencarnación. Según ellos el ser humano
reencarnaba sucesivamente en otros cuerpos humanos, a la vez que los animales
también iban evolucionando vida tras vida en otras formas del reino
animal.
2.6 MAGIA CELTA.
2.6.1. INTRODUCCION.
Con frecuencia los historiadores y los estudiosos han confundido a los
semidioses del culto popular celta con la mística de los verdaderos
druidas, quienes no admitían que las fuerzas divinas en su infinita
grandeza fueran representadas por imágenes o encerradas entre paredes.
Sólo hay que fijarse en los dólmenes y los menhires, que eran piedras
brutas no elaboradas y, por tanto, no alteradas en su vibración natural
por la mano del hombre.
Curiosamente dos de los elementos vegetales más importantes para los
druidas ni siquiera aparecían en analogía con las letras de su lenguaje
secreto: la encina como el árbol sagrado y el muérdago como el símbolo
de los druidas por excelencia. Con frecuencia también se confunden
las alineaciones y los círculos de piedras druídicos con cementerios,
cuando en realidad se trataban de puntos magnéticos usados para la
magia, tal como veremos a continuación.
Destacan como monumentos megalíticos (mega: gran; litos: piedra) los
siguientes:
A. Carnac.
Había más de 15.000 monolitos todavía en el siglo XVI, antes
de ser utilizados como material de construcción, quedando hoy en día
menos de 2.000 piezas.
B. Las 145 piedras en la punta extrema de Escocia, cerca de las islas
Orcadas y Shetland.
C. Las 144 piedras de Stonehenge.
D. Las 67 piedras en el Donegal (Irlanda).
E. El centro mágico del bosque de Meudon, en las afueras de París,
sobre el cual realizaremos a continuación un estudio detallado.
2.6.2. EL CENTRO MAGICO DE MEUDON.
La facultades psíquicas superiores de los Magos o Druidas podían
alcanzar y contactar con el Cosmos. Hoy en día con los avances de la
ciencia estamos conociendo algo más de las inmensas gamas de energías
y vibraciones cósmicas en que estamos inmersos continuamente. A nadie
con un poco de cultura general se le escapa ya el hecho de que la música,
la palabra, los colores, los perfumes, los alimentos, etc. poseen una
influencia directa sobre la psiquis a través de la transformación
que se produce de las energías físicas hacia energías emocionales,
mentales y espirituales.
Existe en las cercanías de París un lugar conocido normalmente por
la gente como sitio de paseo, siendo su nombre el de bosque de Meudon.
La disposición y características de los elementos que allí se
encuentran no dejan lugar a dudas para los entendidos en magia o druidismo
de que ese lugar fue un centro mágico de los Iniciados celtas.
Junto a una encina de ese bosque y, colocados en posición circular,
están dispuestos varios dólmenes y menhires. Hay un ambiente encantado
allí, por lo que el estudiante de estas ciencias no debería perder
la oportunidad de acercarse al punto en cuestión si pasa por París.
Los 8 elementos que componen el conjunto de Meudon son los siguientes:
A. PIEDRA CENTRAL O ALTAR.
En el centro del conjunto hay colocada una piedra donde se observan claramente
las huellas del fuego, debido a las marcas del roce de un sílex que
saltan a la vista. Obviamente, esa piedra central es el altar del conjunto
o la posición donde se ubicaba el mago.
B. MENHIR.
Se localiza apuntando hacia el norte y constituye la piedra de mayor altura.
Se trata de un menhir, es decir, una piedra única y con base única.
C. DOLMENES SUSTENTO, BASE O SOPORTE.
Se trata de dólmenes, es decir, de piedras en posición horizontal
sobre una doble base, lo cual indica el mundo de la dualidad. En el conjunto
existen dos dólmenes base.
D. PIEDRA DE MANDO, JEFATURA O COMANDO.
Se encuentra localizada hacia el punto cardinal este (E), que es la toma
de energías "de donde nace el Sol", punto al cual ha de dirigirse el
oficiante en una ceremonia solar y de magia blanca.
E. PIEDRAS DE EQUILIBRIO O BALANCE.
Son otros dos dólmenes, ahora de menor tamaño, de los cuales el
mayor o primero está apuntando totalmente hacia el sur (S).
F. ENCINA.
Es el elemento de choque, amortiguación o descarga de fuerzas dentro
del sistema. Tal como explicaremos a continuación, sería el equivalente
de la "toma de tierra" de los aparatos eléctricos.
Su ubicación es justo hacia el oeste (W).
G. ESTRUCTURA DEL CONJUNTO.
Veamos ahora la estructura del conjunto desde el punto de vista de la
magia científica.
Las piedras van disminuyendo de tamaño según se va desde el menhir,
situado en el norte, siguiendo por el punto este y llegando al sur.
La línea recta que atraviesa la encina, la piedra central o altar y
la roca de comando está dirigida en el sentido oeste-este respectivamente.
Esta línea representa la separación entre los dos mundos, es decir,
entre la esfera de lo visible y de lo invisible, entre lo positivo y negativo,
lo Yang y lo Yinn...
Los dos dólmenes sustento están situados de forma simétrica precisamente
a los dos lados de la línea oeste-este ya citada. Existe una línea
de piedritas que va desde el menhir del norte, rodeando la encina con
un semicírculo sin tocarla y llegando hasta la más pequeña de
las rocas de equilibrio. Así, el conjunto completo se iguala a una
Luna creciente en su primera fase. Recuerde: "la Luna Crece cuando la
zona iluminada tiene forma de D, mientras que Decrece al estar el área
blanca con forma de C; y por ello la Luna es mentirosa". La Luna creciente
es la de más potencia para las operaciones mágicas blancas. Emite
fuerza pero a la vez es más fácil de dominar, puesto que ya con
Luna llena el magnetismo lunar es excesivo para los mencionados fines.
Pero veamos ahora la función específica y las cualidades mágicas
de cada elemento, lo cual haremos en relación con el estudio de la
dinámica del conjunto. Tanto en un tema como en el otro vamos a recurrir
a las correspondencias astrológicas, sin las cuales andaríamos a
obscuras en estas cuestiones.
2.7. DESCRIPCION DINAMICA DE LOS ELEMENTOS DEL BOSQUE DE MEUDON.
2.7.1. ROCA CENTRAL O ALTAR.
Desde ella opera el mago, el cual debe tener en su entorno una correcta
ubicación simbólica, es decir, los elementos cada uno colocado en
su justo sitio para que puedan cumplir la función correcta en el momento
correcto y cuando se les ordene que así lo hagan.
La presencia del fuego siempre en un número impar de luces es fundamental
para la práctica de la magia blanca. El fuego purifica el ambiente
eliminando los residuos y alejando a los posibles elementos extraños
no gratos durante el acto.
La piedra central se encuentra lógicamente enclavada en la línea
este-oeste y el druida mira hacia el este durante la ceremonia, porque
es del Sol naciente de donde él quiere tomar las energías. El se
sitúa entre la encina y la piedra altar. Así, efectivamente la encina
constituye el mejor "guardaespaldas o cubreespaldas" del mago. La fuerza
recibida del este podría tumbar a cualquiera hacia detrás si no
fuera por la ubicación estratégica de la encina.
2.7.2. PIEDRA DE MANDO, JEFATURA O COMANDO.
Está regida por Júpiter y representa a Zeus, señor del Olimpo,
es decir, el jefe de la morada de los dioses. Es la fuerza benefactora
que se quiere atraer hacia la Tierra como abundancia, sabiduría, buen
juicio, discernimiento, comprensión y buena cosecha.
Júpiter está representando aquí una fuerza imparcial que es capaz
de mantener el mandato o la jefatura sobre el resto de los elementos del
concierto o teatro de fuerzas cósmicas. Así, la piedra de comando
se sitúa en el linde entre el mundo positivo (hacia el norte) y el
negativo (mitad hacia el sur).
2.7.3. ENCINA.
Es la que hemos dado en llamar la "toma de Tierra". Introducir la mente
en los mundos de lo metafísico y abstracto requiere luego el poder
de bajar lo logrado hacia lo concreto y, así mismo, precisa de la capacidad
para volver a aterrizar uno mismo. No son pocos los casos de gente que
se ha metido en camisas de once varas en esoterismo y que ha tardado años
en volver a tomar conciencia de la realidad o, incluso, que han ido de
mal en peor.
Así, conocimiento, autodisciplina, trabajo, sinceridad y, sobre todo,
saber esperar, son las claves necesarias e imprescindibles. La entidad
vegetal sagrada es algo así como "el pararrayos" de la cuestión,
pues recibe las finas energías de los planos sutiles por sus hojas
y ramas, a la vez que está firmemente arraigada en el suelo a través
de las raíces y de los millones de poros que toman las sustancias del
suelo. Supone la ayuda valiosísima para el mago a la hora de "conectar
el circuito" entre las energías de arriba y las energías de abajo.
Observemos que el mago establece el trayecto de las fuerzas recíprocas
que quiere manejar en una dirección totalmente armónica desde el
punto de vista astrológico, ya que la línea este-oeste posee en
sus dos extremos a los dos planetas tradicionalmente considerados como
armónicos: Júpiter y Venus.
2.7.4. MENHIR.
Está a la izquierda del druida, pero en sí constituye la derecha
del gran altar, es decir, del conjunto formado por el menhir, la primera
piedra de sustento, la piedra de comando, la segunda piedra de sustento
y el primer dolmen de equilibrio. Es decir, se supone que el druida se
coloca con sólo la encina tras de sí y situado a la altura de la
segunda piedra de equilibrio tomando como referencia la línea oeste-este.
Dicho de otra forma, si el druida extendiera los brazos a sus lados en
cruz, dejaría tras de sí sólo a la encina, apuntaría con su
mano derecha a la segunda piedra de equilibrio y tendría por delante
de la línea que forman sus brazos al resto de los elementos, los cuales
hemos dado en llamar "el gran altar".
Dicho gran altar sería la representación ideal de lo divino o celestial,
lo cual veremos de inmediato.
Esto viene a cuento de explicar por qué el Sol, símbolo de la polaridad
activa o luminosa del universo, se encuentra a la izquierda del mago,
teniendo el lado izquierdo del cuerpo una polaridad negativa. Es sencillo:
el oficiante está mirando de frente al Gran Altar, pues como dice la
enseñanza: "primero verás mis reflejos y luego me verás cara
a cara". Así, el Sol representa el lado derecho del universo o del
gran altar, con lo cual este último también "mira" de frente al
druida.
En definitiva, el mago tiene a su izquierda a la polaridad activa o diestra
del universo, representada por el astro solar.
2.7.5. PRIMERA PIEDRA DE EQUILIBRIO O BALANCE.
Se corresponde con el lado izquierdo del gran altar y está situada
a la derecha del druida. Es la polaridad negativa o femenina del universo,
simbolizada por la Luna, planeta astrológico que se dualiza con el
Sol.
2.7.6. SEGUNDA PIEDRA DE EQUILIBRIO O BALANCE.
Está regida por Mercurio y también sirve de polaridad a la fuerza
solar del gran menhir. Así, la imaginación inconsciente (Luna) y
la inteligencia de relación (Mercurio) representan el polo dual, doble,
móvil o cambiante dentro del concierto de fuerzas del gran altar. Recordemos
que el Sol indica la fijeza y lo esencial, lo cual se combina y complementa
con las energías proporcionadas por la Luna y Mercurio, los dos planetas
más rápidos del zodíaco, indicadores de la flexibilidad y el
cambio.
La piedra mercuriana es el aliado que está a la derecha del mago, sirviéndole
para relacionar e intercomunicar las distintas fuerzas entre sí. Mercurio,
cumpliendo con su tradicional papel, está en el límite entre el
gran altar y el mundo terrestre, por lo que el oficiante de la ceremonia
se coloca a su altura. Recordemos que Mercurio es el mensajero de los
dioses, el que realiza la interconexión entre el mundo terrestre y
el celeste.
2.7.7. PRIMER DOLMEN SUSTENTO, BASE O SOPORTE.
Probablemente usted ya se habrá preguntado qué es lo que hacen los
elementos análogos a Marte y Saturno (dólmenes sustento) flanqueando
ambos lados de la muy benéfica y armónica piedra de comando jupiteriana.
De ese punto viene precisamente lo delicado del manejo de las fuerzas
mágicas, ya que las energías potencialmente maléficas están
presentes en todo momento, bien controladas o descontroladas, dependiendo
de quien las maneje.
Así, la polaridad potencialmente desarmónica de tipo solar o externo
está del lado del Sol y también del lado de la mitad superior o
luminosa del círculo: es Marte y la primera piedra de sustento.
En este caso se trata de la "base" del valor y del arrojo necesarios para
atreverse a.
2.7.8. SEGUNDO DOLMEN SUSTENTO, BASE O SOPORTE.
Está regido por Saturno, el potencialmente desarmónico mayor, el
cual está hacia el lado de la Luna y de la polaridad inferior y obscura
del círculo. Es la realidad que no se ha de perder, a base de voluntad
y disciplina. Si se disloca su energía, podría cambiar la polaridad
del acto.
Obsérvese, para terminar, la ubicación de cada una de las luminarias
polarizando a los dos desarmónicos o maléficos potenciales: Marte
está entre el Sol y Júpiter, mientras que Saturno se encuentra entre
la Luna y Júpiter.
Sin pretender crear aureola de misterio sin necesidad, bien podríamos
decir: "que lo entienda el que quiera entenderlo".
2.7.9. COMENTARIO FINAL.
Para finalizar del todo, sólo comentaremos la perfección que se
manifiesta al enclavar cada uno de los siete elementos principales en
las 7 puntas de una estrella, que es la tradicionalmente llamada Estrella
de los Magos. Se cumple perfectamente el ciclo mágico de fuerzas que
ha quedado registrado en el orden de los siete días de la semana: lunes
(Luna), martes (Marte), miércoles (Mercurio), jueves (Júpiter),
viernes (Venus), sábado (Saturno) y domingo (Sol). Veamos que si cada
planeta lanza un rayo por su lado derecho y hacia al siguiente planeta
que corresponda, el ciclo acaba por cerrarse perfectamente.
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