Este tránsito aumenta el idealismo, la fe, la caridad, la compasión, y la contemplación; surge una expansión de la consciencia. Nuevos intereses espirituales y religiosos crecen en este momento, y puedes ser capaz de dejar la realidad mundana con mayor facilidad. Ahora puedes desarrollar una fe y una felicidad interior no basadas en lo material.

Pero dejarte llevar por vaguedades, deshonestidades y mentiras puede ser uno de los efectos negativos de este tránsito, ya que los sueños y la fantasía aparecen muy remarcados en este período. Como pueden aparecer inclinaciones poco prácticas, es importante que mantengas los pies en la tierra, aunque la mente esté en el cielo.

Es posible también cierta incursión en algún tipo de movimiento espiritual, y éste puede ser un buen momento para empezar a estudiar temas místicos o espirituales, ya que el contacto entre Júpiter y Neptuno produce una especie de exaltación de las facultades superiores, la inspiración, la espiritualidad. Este período se caracteriza por un mayor aumento de la felicidad, pues se tiene tendencia a ver las cosas bajo un aspecto encantador, prometedor y muy seductor.